El ojo de la aguja

Descubrir el planeta

Se tienen que descubrir o tratar de desvelar los muchos interrogantes que rodean y afloran en la tierra, también con la aportación de las nuevas tecnologías

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La marcha vertiginosa de la humanidad arrastrada por todo tipo de aconteceres que la impulsan desmedida ante los muchos enigmas que quedan por descubrir en nuestro planeta sitúa a los científicos, filósofos y sabios del hemisferio delante del nuevo milenio con no pocas interrogantes e incertidumbres.
Nuestro planeta sigue con milimétrica exactitud su curso longevo en nuestro sistema planetario. La capacidad del ser humano proyectada en la ciencia, astrología, física cuántica, opera desde todos los apartados científicos para tratar de hallar un no sé qué que se intuya pueda existir en el ingente cúmulo de galaxias existente, como puede tratarse de nuevos mundos, empleando en ello descomunales gastos económicos, mientras que en nuestro planeta el número de asuntos por arreglar no tiene parangón, añadiéndole como aderezo los muchísimos enigmas e interrogantes que se le presentan  al hombre contemporáneo en nuestro suelo.

Sin ir más lejos, allá por el año 1998 apareció en las costas de Australia un monstruo gigante marino (así fue denominado) en total estado de  descomposición, que no se pudo determinar ni configurar su imagen, salvo las que pudo probar la ciencia. Imágenes del mismo fueron emitidas por todas las televisiones del mundo. ¿Y qué me dicen del triángulo de las Bermudas? ¿De la injusticia social que, nómada, se extiende a otros continente, que se ceba y agita en el continente africano? ¿De las guerras fraticidas y religiosas que brotan en el mundo? ¿De la vida explotada de los pueblos del Amazonas?
Se tienen primero que descubrir o tratar de desvelar los muchos interrogantes que rodean y afloran en la tierra, también con la aportación de las nuevas tecnologías, que han servido para dar un paso gigante en prontitudes y conocimientos, pero que si no son bien utilizadas se convierten en el bumerán, sobre todo si caen en manos de menores.

Ya han pasado por distintas televisiones adolescentes que se han “guaseado”, para quedar en un punto de encuentro y, en pandillas, enfrentarse a otros, para luego jactarse y orgullosos meter sus hazañas en las redes. Sin ir más lejos, en una localidad de nuestra playa costera un grupo de estos menores  habían quedado por el Whatsapp para acosar y atemorizar a una niña de trece años, que sufrió convulsiones  y tuvo que ser atendida por unos vecinos, que llamaron a la Policía. La pequeña fue acompañada a su casa por estos.

El admirado maestro y sabio castillejero Ernesto Feria Jaldón, en su libro ‘Artículos’, decía del “regreso”: “De una parte el hombre posmoderno  ha descubierto a escala colectiva su soledad antológica, pero de otra parte está fugándose constantemente de las situaciones en una caricatura absurda de la ilusoria libertad”.

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