El ojo de la aguja

El vuelo de la gaviota

Pedro Gil Mazo pintó mil y una vez el vuelo de las gaviotas y uno piensa que se fue allá donde se encuentre con sus vuelos para encontrar el mejor aposento

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De entrada aclararemos que la gaviota es el nombre común de diferentes aves del orden caradriformes, excelentes voladoras de alas alargadas y puntiagudas y cola variablemente desarrollada que habitan en las costas y algunas veces remontan por los ríos. Hoy por desgracia, como tantas otras aves, las podemos ver merodeando por nuestras calles (junto a Bomberos) en Huelva, y si visitan Punta Umbría, alguna vez que otra se las encuentran picoteando por la calle Ancha ante el asombro de los viandantes.
Pero vayamos al titular de esta columna como obligada memoria al que fuera uno de los mejores pintores contemporáneos natural de Punta Umbría, amigo del alma y que ya no está con nosotros, Pedro Gil Mazo, cuya obra se halla desperdigada por iglesias y lugares emblemáticos de Punta Umbría, casas particulares, amistades, y también allende a nuestras fronteras.

Pedro Gil Mazo en su día se ofreció a ilustrar no solo la portada de mi libro ‘Bajo tu luz Punta Umbría’, sino también bocetos del mismos en sus páginas interiores. Pintor y profesor de las artes plásticas en la desaparecida sala de José Caballero, el que fuera  pintor onubense de renombrada fama que se nos fue a Madrid, al que siempre de toda la vida me unía una gran amistad, Pedro Gil Mazo, tras su fallecimiento fue honrado por el Excmo. Ayuntamiento de Punta Umbría con un monolito al final de la avenida de Andalucía que enlaza con la avenida de la Ría.

No podían haber ubicado el monolito que memoriza a un hijo predilecto del pueblo en mejor sitio, junto al constante vuelo de las gaviotas que en semicírculos se nos antoja que le tributan todos los atardeceres con sus vuelos un constante y merecido recuerdo. Pedro pintó mil y una vez el vuelo de las gaviotas y uno piensa que se fue allá donde se encuentre con sus vuelos para encontrar el mejor de los aposentos.
El monumento de Pedro Gil Mazo se ve rodeado por bancos de madera, donde personas jóvenes y mayores descansan y alargan sus miradas a los aguajes de la ría al mismo tiempo que observan el continuo vuelo de las gaviotas, recibiendo también todos los vientos que entran por Punta Umbría desde el Atlántico hacia Europa.

De Pedro Gil Mazo, al margen de la mano que me echó en el libro ‘Bajo tu Luz Punta Umbría’, tengo una obra suya que me regaló colgada en mi casa de Punta Umbría, y que tituló ‘La luna grande de agosto’.
Te fuiste Pedro, pero sigues en  “el vuelo de las gaviotas”, la estampa única de todos los atardeceres de los veranos de esta bella localidad costera, porque como dije en su día en uno de mis escritos,  allá por el año 1966 en el vetusto Odiel de Huelva: “No hay puerto sin gaviotas o aves análogas, porque tampoco pueden existir gaviotas sin río o exhalación de mar”.

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