El ojo de la aguja

Violencia de género

Acabo de finalizar una novela que titulo ‘Roto amor por la ira humana’, y cuya inspiración me vino del escritor gallego afincando en Huelva Juan Otero Dios

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Acabo de finalizar una novela, después de cinco meses, que titulo ‘Roto amor por la ira humana’, y cuya inspiración me vino del escritor gallego afincando en Huelva Juan Otero Dios, escritor, amigo y colaborador del vetusto diario Odiel, cuando éste estaba en manos del director Alejandro Daroca de Valls, y donde escribían entre otros, Jesús Hermida, Victor Márquez Reviriego, Jesús Conde Delgado,  Ernesto Feria Jaldón, Ricardo Bada, Octavio (redactor Jefe de deportes), Enrique Seijas (Ike), José Calero, Vicente Quiroga, José María Roldán, Manuel Gómez Marín, Vicente Parra y el que subscribe, entre otros. En Odiel conocí a Juan Otero Dios, que nos llegó desde su Isla de Arosa para residir en la barriada de Las Tres Ventanas. Y con Juan Otero colaboré en revistas alusivas a las Fiestas Colombinas de aquellos años. La amistad se consolidó y Juan Otero Dios  publicó su primer libro en Huelva relativo a la Isla de Arosa, ‘Pregones de una caracola y narraciones de un grumete’, editado por la Colección Litoral, que por aquel entonces dirigía el cineasta, escritor, poeta y actual miembro de la Academia Norteamérica de la Lengua, el onubense Manuel Garrido Palacios.

La novela que he escrito la voy a presentar al premio Azorín. En la hoja que abre la novela una dedicatoria “A la memoria de Juan Otero Dios, y a la  de su hija, María Teresa Otero, asesinada junto al estadio Colombino”. Quiero subrayar que Juan Otero falleció en nuestra ciudad de un infarto, y era muy conocido en Huelva, porque a todas partes se desplazaba en un vespino, y también muy  llamativo, porque contaba con una poderosa calva.

Pues bien, la novela parte de su isla natal de Arosa, el espíritu de sus episodios en su mayoría están basados en hechos reales. Ramificaciones que dejo en boca de sus protagonistas, que a su vez también algunos sufren en sus propias carnes los desmanes y las vejaciones que tratamos de exponer. Y desde Arosa, el andamiaje de la novela con relatos desde Nueva Jersey,  Trenton,  Pensylvania, Filadelfia, Miami, Madrid, Barcelona,  Valdemoro, Hortaleza, Valdepeñas, Sevilla, Huelva, El Rompido, etc.
Una obra que por desgracia está vigente con un problema endémico de nuestra sociedad que se agrega a los muchos otros que cada vez más están surgiendo, y que nos demuestran una vez más que si la sociedad en su conjunto no funciona de manera axiomática,  partiendo de la propia familia, cómo puede funcionar el Estado.

Así pues, está novela no va conducida por atisbos alarmistas ni mucho menos, y sí que la estira un  intento de sensibilizar y canalizar este gran problema tan acuciante que estamos sufriendo cada día y que no se puede dejar, así como así, en manos de segundos y terceros.

Se hace necesario coger el toro por los cuernos y darle la importancia que merece en su justa medida, dejar tantas palabras revestidas ocasionalmente,  cuyas sílabas vuelan con los aires, y agarrarse a los hechos, que son los que verdaderamente importan.

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