El ojo de la aguja

Dos años sin Manolo Limón

Manolo Limón era una persona humilde, tremendamente sencilla, nunca le vi en su rostro un atisbo de enfado, de mal gesto, era todo arte, alegría, buen humor

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Puesto al habla con Lauro Amaya, director del 525 Aniversario, le hago la petición para publicar la biografía del cantaor onubense Manolo Limón ‘El Buche’, mundialmente conocido por su recorrido artístico y por su legado flamenco. Lauro Amaya amablemente me dice que se la lleve.  Y es que precisamente  se han  cumplido  dos años de su ausencia, pues falleció en el Hospital Juan Ramón Jiménez el 24 de octubre del 2.014.

Manolo Limón era una persona humilde, tremendamente sencilla, nunca le vi en su rostro un atisbo de enfado,  de mal gesto, era todo arte, alegría, buen humor, amigo de todo el mundo, fuese o no del flamenco. Tuve la fortuna de conocerle cuando recaló en Punta Umbría, puesto que fuimos vecinos durante diez años. ‘El Buche’, como cariñosamente le llamaban los más allegados, tuvo una trayectoria artística impresionante. Trabajó en Torre Bermeja, con Los canasteros, Diego León, Manolo Caracol, Gitanillo de Triana o Pastora Imperio. Manolo cantó con todos los grandes de su época, menos con Manuel Torre y don Antonio Chacón. Su cuartel general lo tenía en Sevilla, en Casa de los Pavón (Tomás y Niña de los Peines), ciudad de acogida del cantaor donde se llevó 30 años, si  a ello le sumamos los diez años que se llevó actuando en Osaka (Japón), donde actuó con la bailaora japonesa,  Yoko Kasamuraba, y   donde aprendió a hablar el idioma -yo le he escuchado cantar flamenco en japonés-. En Nueva York hizo amistad con Carmen Amaya y entabló amistad con Mario Moreno ‘Cantinflas’.

En Punta Umbría, su “paraíso”, vivió plenamente en total sosiego sus últimos años, con los suyos, esposa, Esperanza, e hijos, Nuria y Javier, y el regalo de su nieta. Huelva le dedicó el rótulo de una calle, la Peña Flamenca de Punta le concedió la medalla de oro y socio de honor de la misma, y cuando el homenaje a Fosforito en esta entidad, se le tributó un cálido homenaje al cumplir lo ochenta años. Miguel Parrado escribía de él: “Así como está la fragua/echa de candela y oro/se me ponen las entrañas/cuando te recuerdo y lloro/”.

Pepe Garcés o ‘Pepe Fregenal’, sobrino carnal de Niño de Fregenal, decía de él que “en Huelva no se ha hecho justicia con Manolo lo suficiente, a Manolo Limón habría que hacerle un monumento”.
No quiero finalizar esta columna sin subrayar una frase alusiva mía a Manolo con la que abro su biografía y trato de condensar en pocas palabras la grandeza en el cante flamenco de Manolo Limón de la Rosa ‘El Buche’. Y es la siguiente: “ Cantaba como un canario timbrado y su voz quitaba el sentío”.

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