El ojo de la aguja

Excrementos

Ya, en pasadas primaveras, los ingleses, muy limpios ellos, se encajaron en Madrid para recoger en un video las miles de toneladas de mierda de perros que invadían la capital de España, con finalidades, por supuesto, nada buenas

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No es nuevo de lo que vamos a escribir hoy, ni tampoco inventamos nada. En cualquier calle o esquina más apartado nos hallamos con los excrementos caninos. Muchas veces se le ha dado vueltas al tema a nivel de medios, y aunque el ciudadano parece hallarse más concienciado con el asunto, las “cacas” de perros invaden las aceras y puertas de los bloques de viviendas, y propician el “corte” de una mala pisada al viandante que, luego, como buenamente puede, se limpia el calzado restregándolo sobre el asfalto. Hoy, son muchas las personas que le dedican su atención a los perros, existe una mayor proliferación de sensibilidad hacia estos animales, se diría que no hay casa donde no haya un perro, cosa que nos alegra, porque ponen de manifiesto el agrandamiento de su sensibilidad. Hasta ahí, muy bien, lo que esta mal visto es en el estado en el que queda algunas de nuestras calles, esquinas y plazas con los excrementos de los perros. Mucho se está hablando y se ha dicho para paliar el problema que nos afecta a todos, al que tiene perro y al que no lo tiene.
    Ya, en pasadas primaveras, los ingleses, muy limpios ellos,  se encajaron en Madrid para recoger en un video las miles de toneladas de mierda de perros que invadían la capital de España, con finalidades, por supuesto, nada buenas, Por mor de las “cagadas” de perros, he sido testigo en más de una ocasión de desavenencias, enfados y actitudes incívicas entre personas. Y es que al perro, animal instintivamente maravilloso, solo le falta el habla, muchas veces se ha dicho, se puede convertir  en el fiel receptor de amor más grande de una persona. Existen evidentes hechos y situaciones que lo han demostrado. Lo que no se puede aguantar es que, te sigan regando de excrementos  las calles y puertas de las casas, ante la pasividad y la indiferencia  de los propios dueños.  Un hecho que suelo contemplar desde mi balcón una mañana si y otra no, una señora bien puesta, trae su perrito a la puerta de mi bloque para hacer las necesidades, ya es conocida por toda la comunidad de bloque, por ello, una de nuestras vecinas al salir de casa, la cogió infraganti y le dijo “oiga, llévese al perro a otra parte para esto”, ¿Saben lo que le contesto la dueña del perro. “Señora, es que mi perro está acostumbrado a hacerlo aquí”. Habría que concienciar mucho y bien a todas las personas que tiene perros, y que no cumplan debidamente con las más elementales normas de convivencia  tanto en lo referente a su entorno vecinal como de habitabilidad. Huelva capital, algunos de sus barrios y pueblos de la provincia pasan por esto, por ello, con la mejor de las voluntades contribuyamos  para un mejor convivir con la presencia de estos fieles animales, nobles y obedientes cuando son bien enseñados.

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