Se está llegando a una situación insostenible en su totalidad, en lo que se refiere al género humano y su entorno. El mal, de una manera imperceptible se agranda y se extiende casi sin apenas darnos cuenta, con toda la “normalidad” del mundo. Hoy todo lo que daña se enaltece y se arropa en la mayoría de las ocasiones en pseudoverdades. Se nos desborda el alma al comprobar las ingentes cantidades de dinero que van de un lado para otro, sin control, a través de los desfalcos, robos, especulaciones, estafas a costa de los más débiles, abriéndose las fronteras de la mayor de las ambiciones y avaricia, mientras el desempleo sigue cayendo en picado sin conseguir esa varita mágica porque la mayoría de los hombres que nos gobiernan actúan sin conciencia. El mundo galopante del desgaste está tomando unos rumbos que los fuertes se cimentan sobre la indigencia de los más débiles, en una verdadera maraña o complot difícilmente de erradicar por sus complicidades.
Habría que dividir, y hacer una seguimiento exhaustivo que recae en la materia sobre el bienestar-que ya salen al descubierto, algunos con cárcel- y siguen tan campante. ¡Qué lastima que no salga en nuestros tiempos una Agustina que intente, al menos, estirar los rizos para evitar ese quebranto social de cada individuo. Si se divide se debe compartir, antes de utilizar batallas y enfrentamientos como los que ya estamos presenciando... Porque entiéndase, cuando se divide, desde las primeras cuentas, sobre los pupitres, rayados y rubricados con corazones de párvulos, también, en la frialdad de ese desglose de números realizados por manos angelicales, se alumbra una serie de comportamientos óptimos para llegar a un final justo.
Se debe dividir para poder compartir ese todo que de una manera desvergonzante tapujan, y que hace que los países subdesarrollados y del Tercer Mundo padezcan el Apocalipsis del hambre, enfermedades, guerras, injusticias, abandono y muerte, y lo que es peor aún, el desprecio y la indiferencia, el encogimiento de hombros de la propia especie. Divide y compartirás los verdaderos principios que se ocultan en los más intrínsecos laberintos creados por los tunantes, para tratar de sacarlo a luz y conseguir darle la forma y el sentido exacto de humanidad, porque de seguir así no iremos a ninguna parte. Se tiene que dividir para ese comportamiento obligado hacia los demás y para la sociedad en su conjunto, acabar con los ladrones, caiga quien caiga. Que el reino del amor vaya haciéndose sitio entre tanta golfería y maldades. Se tiene que ejercitar lo válido de la especie, sus reales contenidos, que están ahí, a la espera, como aquellos corazones de párvulos que aprendían sus cuentas, pero que ignoraban el final de las mismas, sus caminos de traficantes, poderosos de las mafias, gobernantes corruptos y el padecimiento de todos los pueblos.
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