El ojo de la aguja

Enrique Quintero Camacho

El chaval es un hombre de la casa, pues no en balde por las mañanas desde bien temprano se dedica a la distribución de nuestro periódico, Viva Huelva

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En nuestra andadura como informador deportivo, primero en el fútbol base, cuenta uno con sucesos, anécdotas  y vivencias que siguen hoy cobrando actualidad, si cabe, en mayores dimensiones.
    Y todo viene a cuento el hecho de que he conocido a un árbitro de las categorías inferiores de nuestro fútbol de Huelva que, no es otro que, Enrique Quintero Camacho, hijo de un gran recreativista de toda la vida, Pepe Quintero, que también estuvo ligado al C.D. Viaplana cuando lo presidía el inmortal y polémico José Luis Ramos Pipió, uno de los mayores valedores del fútbol modesto de Huelva que sacó junto con Sebastián, a jugadores de la talla de Ángel (que llegó a jugar en el Salamanca y Real Madrid), Morita, que jugó en el Español de Barcelona, Molowny, etc.
     Pues bien, Enrique Quintero es un chaval joven que está adscrito al colegio de árbitros de Huelva, que en la actualidad preside el que fuera árbitro nacional de fútbol de Huelva, puesto que llegó a pitar en Tercera división, Rafael Flores Ortega, al que cada vez que veo me dice “fuiste el primer periodista que me hiciste una entrevista para la prensa”. Volviendo a Enrique Quintero, tenemos que decir por delante que el chaval es un hombre de la casa, pues no en balde por las mañanas desde bien temprano  se dedica a la distribución  de nuestro periódico, Viva Huelva.
     De Enrique desconocíamos esa otra faceta suya del fútbol, y conversando con él nos comenta que pita partidos de infantiles, juveniles y de Regional. “Hay fines de semana que llegó a arbitrar cuatro partidos”. Enrique lleva dos años actuando como árbitro de fútbol, y nos cuenta que cada vez se hace más complicada esta tarea que ya es añeja y viene de viejo, porque esto que esta sucediendo ahora con los desafueros y barbaridades que se están dando aprovechando el nombre del fútbol se daban hace cuarenta años también en el fútbol base, entre aficiones de equipos rivales de la provincia, por irregularidades arbitrales,  según se inclinara la balanza de un lado u de otro. Enrique Quintero nos confiesa que, en los  dos años que lleva de árbitro, tan solo se halló en una situación conflictiva y relata que “fue en un partido en San Silvestre que enfrentaba al equipo local contra el Matalascañas; se aproximaba el final del partido con empate a cero, y penalicé una falta dentro del área con penalty a un defensor local. Con el máximo castigo el Matalascañas ganó el partido, seguidamente hubo una invasión de campo”, y matiza, “menos mal que estaban presente miembros de la Guardia Civil y la cosa no pasó a mayores”. Mirada retrospectiva en nuestro contacto con el fútbol modesto, y me viene a la memoria ese inolvidable árbitro de Huelva, de gran personalidad, Rueda, que pitando un partido en el campo de los Maristas fue agredido al final del mismo por los propios jugadores. Rueda, como bien pudo y echándole arrestos, se defendió a puñetazos como pudo. Lo dicho, se tiene que comenzar por la base para arreglar el edificio.

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