El ojo de la aguja

Seguridad

Cuando se está seguro se genera confianza, portadora de un abanico de expectativas óptimas, desde el entorno más reducido al más amplio, creando un ambiente de indemnidad y protección

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Todo lo que nos mueve desde que el hombre nace gira en torno a la seguridad. Es una inclinación natural que descubre en muchos casos nuestras carencias como humanos. Intento de seguridad al ponernos en pie cuando de pequeño gateamos. Esfuerzos insoslayables frente a casos negativos que nos acechan desde todos los ángulos y en todas las edades. Existe en nuestro fuero interior una amplitud grandísima para tratar de conseguir una seguridad plena.
     Sabido es que seguridad en el trabajo es protección, de ello podría muy bien hablarnos Jesús Conde. Sin embargo, esta cualidad resulta cada vez más compleja, a pesar de los muchos métodos y adelantos que la están mejorando pero que, pese a ello, no se llegan a cumplir en su totalidad.
     Cuando hablamos de seguridad vial, en seguida se nos viene a la mente la verdadera “guerra” que existe en la carretera en la que, el capítulo de muertes continúa con su fría escalada, resultando todos los esfuerzos infructuosos. De poco sirven las medidas que en este sentido continúa poniendo en práctica la Dirección General de Tráfico con el apoyo de los medios informativos.
     Seguridad es una palabra absorbente. Nos induce a la tranquilidad y el sosiego, infunde bienestar y su uso se hace más acentuado, cuando su sentido intrínseco resulta más obvio. Todos los conceptos objetivos y activos en los que se manifiesta la seguridad se ven contorsionados. La proliferación social de vigilantes jurados, a los que se les quiere añadir otros cargos; celadores, detectives privados, guardaespaldas, escoltas, etc., es un fiel exponente de que mantener la seguridad no es obra ya sólo de la Administración, sino que también, se hace necesario contar con los servicios de gentes preparadas o personal de custodia que velen por los negocios, inmuebles y enseres.
     Estar seguro en los actos que se realizan constituye dinamismo y voluntad. Positivar en el porcentaje más elevado  de los cometidos que se emprenden. Cuando se está seguro se genera confianza, portadora de un abanico de expectativas óptimas, desde el entorno más reducido al más amplio, creando un ambiente de indemnidad y protección.  Estar seguro es también en buena parte ser libre, exento de cualquier daño o peligro. Psicológicamente puede servir de status de firmeza en infalibilidad, estabilidad y convencimiento. Seguridad significa también eludir el riesgo de errar o equivocarse, garantizar el acierto y propiciar el atino en cualquier acto. “Hoy no está uno seguro ni en casa”, cuántas veces hemos oido esta frase cuando hemos sido testigo de robos a la luz del día hasta en la propia calle, tirón de un bolso, rotura de escaparates, cabina de teléfonos, etc. Ahora no existe seguridad en la calle que a veces despide y atemoriza. Seguridad al comprar el boto, para que caminemos bien, también a la hora de votar para no ser engañados. Todos anhelamos la seguridad.

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