El Loco de la salina

La televisión machacona

En lo de prisión están todos de acuerdo, aunque unos la llaman talego, otros chirona, otros trullo…

Publicado: 19/03/2018 ·
02:20
· Actualizado: 22/03/2018 · 18:47
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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La televisión se ha vuelto más loca que nosotros. No hay manera de escuchar o ver alguna noticia bonita, algo normal y tranquilizante, que es lo que realmente necesitamos los que estamos encerrados entre estas cuatro paredes. Casi todo lo que ofrece el aparato se reduce a muertes, a asesinatos, a gente que se pega, a secuestros, a silletazos, a bandas organizadas, a drogas, a rateros, a descuartizadores, a estafas…

¿Qué es lo que pasa? ¿Acaso no hay otras cositas corrientes que nos puedan dar cierto sosiego? Por culpa de este tema en el manicomio está el patio que arde. Cuando ponen el televisor en el comedor y empiezan a machacarnos con las macabras noticias, no les quiero ni contar. Muchos compañeros terminan tirándose los platos a la cabeza y los tenedores al cuello. Esto está llegando a límites insospechados y cualquier día nos vamos a volver locos de verdad. De hecho, antiguamente a cualquier loco le gustaba llamarse Napoleón; ya hoy tienen miles de nombres a elegir de entre las perlas que aparecen en pantalla diariamente dando la cara y haciendo fechorías. 

Y, encima, los políticos, que podrían hacer un pequeño esfuerzo para dar un poco de ejemplo al personal, no paran de escupirse y no se ponen de acuerdo ni para ir al servicio. Lo del pacto educativo es para ir al Congreso y liarse a cosquis hasta con los conserjes. Así nos va en un país que vive para derogar todo lo que han hecho los partidos contrarios, y es incapaz de establecer una ley duradera en el tema educativo. Sin embargo los políticos luchan para superarse a sí mismos. Lo último ha sido lo de la prisión permanente revisable. Y no acabo de entender por qué no se ponen de acuerdo en algo tan simple que ellos mismos viven diariamente en sus propias carnes. Vamos a ver.

En lo de prisión están todos de acuerdo, aunque unos la llaman talego, otros chirona, otros trullo…Es verdad que se están preocupando por unas mejores condiciones en la cárcel y seguramente es porque muchos de ellos terminarán dando con sus huesos en los calabozos. En lo de permanente también están todos de acuerdo y es un concepto muy estimado entre la clase política. Se trata de estar siempre en la política, hacerse viejo en ella, morirse con las botas puestas. Lo que persiguen los políticos es la eternidad pura y dura.

Ayer mismo saltó la noticia de que Ramón Jáuregui se retira de la política. Y lo hace después de 37 años. ¿Eso es normal? Se tiran años y años no dejando pasar a otros compañeros que podrían ofrecer ideas nuevas y otra forma de entender la política. Pues no. El otro día en el patio nos pusimos los locos de acuerdo en que ese es el cáncer de lo que está sucediendo aquí. El que haya tanta gente en todos los partidos luchando por ser eternos en política trae consigo la aparición de los cortijos y el mangoneo consiguiente. En lo de revisable también hay acuerdo. Todo es revisable, sobre todo la estancia mía en este manicomio.

Por tanto, los locos consideramos que la prisión permanente revisable es una buena solución. Solamente esperamos que ninguno de esos políticos que se oponen a esa solución pase por el trance del Pescaíto y de su padre. Y no lo decimos en caliente, porque en caliente lo que nos pide el cuerpo es la pena de muerte a todo el que asesine a un niño. Y en frío lo que es razonable es que al cabo de los años se revise cualquier tipo de privación de libertad, porque las cosas dan muchas vueltas en la vida.
 

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