El Loco de la salina

Un santito con suerte

La cosa entonces iba de guerra fría entre EEUU y la URSS; algo parecido a las relaciones entre Pedro y Susana, pero sin tantas mamarrachadas e hipocresías.

La muerte no respeta a nadie, ni siquiera a los santos, a los que se supone en un mundo alejado de la guadaña. El martes, sin ir más lejos, se ha ido para allá Roger Moore, el Santo, también conocido por Agente 007 (qué manía de nombrar los dos ceros delante, que al fin y al cabo son ceros a la izquierda), aunque los que tienen muchos trienios en sus carnes recordarán perfectamente quién era El Santo. Ha muerto en Suiza a los 89 años y, como formó parte de nuestros más dulces recuerdos, creo que se merecía por derecho propio estar colgado en el gancho que tiene este loco por memoria.

A los que anden un poco despistados les diré que El Santo fue una serie de televisión británica perteneciente a la década de los 60, que fue protagonizada por Roger Moore. La cosa entonces iba de guerra fría entre EEUU y la URSS; algo parecido a las relaciones entre Pedro y Susana, pero sin tantas mamarrachadas e hipocresías.

El Santo era un agente muy especial, refinado, flemático como buen inglés, muy arreglado siempre, irónico y sobre todo adicto al espejo. Uno podía estar tranquilo viendo cómo repartía tortazos de manera elegante a todos los que se ponían patosos sabiendo que no le iba a pasar nada malo al muchachito. Nunca se sofocaba, a pesar de que todos los que lo provocaban cobraban lo suyo. Hacía compatible con gran habilidad el beso y el trompazo, porque era muy guapo y tenía un éxito arrollador con el personal femenino. No es el caso de tantos gaditanos que se las ven canutas para ligar, pero ese es otro tema.

Debió gastar muchísimo dinero sobre todo en peines y en fijadores, porque, aunque se metía en las mayores broncas del siglo, las bofetadas nunca llegaron a mellar su hermoso rostro y siempre salía impecablemente peinado. Ya más adelante, en la década de los 70 y 80, aparcó la santidad y se convirtió en James Bond protagonizando 7 películas en las que hacía el papel del agente 007, que hasta entonces había encarnado con éxito Sean Connery.

Conservó la guapura y le añadió más morbo, repartiendo más tortas, si cabe, y saliendo igualmente sin despeinarse de todos los líos, como si no hubiera pasado nada. Le sucedieron en la tarea otros actores, pero ya no era lo mismo. Aunque sus interpretaciones en las 7 películas que hizo no son tan finas como para perder la cabeza, sin embargo señalemos unas cuantas: “Vive y deja morir” (al final le hemos hecho caso), “Panorama para matar”, “Octopussy”…

El mismísimo Paul McCartney, al conocer la mala nueva, se ha expresado así: "Tristes noticias las que llegan hoy, Sir Roger Moore ha fallecido. Roger fue un gran hombre y, por supuesto, un gran James Bond con quien tuve la suerte de poder trabajar durante 'Vive y deja morir'. Tenía un corazón de oro, un gran sentido del humor y será extrañado por la muchísima gente que le quiso."

En fin, lo recordaremos como parte de nuestras vidas, aunque ya vemos que el cáncer no se anda con chiquitas y afortunadamente no les da prioridad a los feos, de momento.

Haciendo retroceder bastante el tren de la memoria, quiero señalar que Paco Alba, en su Comparsa “Los Beduinos”, le compuso al Santo este cuplé, que los chavales de aquel lejano año de 1966 cantábamos de memoria:

“Las películas del Santo traen a las niñas mochales,
pues por más tiros que peguen a él nunca lo hieren, como ya se sabe.
¡Vaya un santito con suerte! Seguro que éste no irá a los altares.
Si saliera en procesión, no crea usted que le exagero,
iba a llevar este Santo más penitencia que el Nazareno”.

Hasta siempre desde este manicomio lleno de napoleones y de agentes secretos.

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