El Loco de la salina

No se le ocurra leer

Ya ve cómo está el patio. Se puede usted volver loco como el Quijote o como yo por culpa de la lectura.

Cuando mi nieta no quiere comer y se pone de difícil lidia, yo me pongo autoritario y le digo con firmeza que no se le ocurra comer. Al parecer eso le hace mucha gracia y se lo toma como un juego, pero no falla. Por quedar encima mía, se pone a la tarea, se concentra en la comida y me mira de reojo como diciendo jódete, que yo voy a hacer lo que me dé la gana. Y es capaz hasta de rebañar el plato con tal de llevarle la contraria a su abuelo.

Hoy, día 23 de abril, celebramos cada año el día del libro. Por eso y teniendo en cuenta que todos llevamos dentro un perfecto niño, me atrevo a decirle a usted a las claras y sin tapujos que no se le ocurra leer de ninguna de las maneras. Fíjese las consecuencias que arrastra consigo el hecho de leer demasiado. Escribía Cervantes que al Quijote “…se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio.”

Ya ve cómo está el patio. Se puede usted volver loco como el Quijote o como yo por culpa de la lectura. Además ¿qué me dice de su vista? Si lee, terminará poniéndose dos culos de botella delante de los ojos. Encima su economía no está para tirar cohetes; con otras palabras, usted es un pringao que no tiene ni para pagarse un libro. Váyase a Internet y lea hasta hartarse, aunque se deje la vista y el cerebro en el cuadrilátero de cristal. Por si faltara poco, todos los libros que tiene en el salón y que no ha abierto aun, más los que pudiera comprar, caben en el rincón de un compact. Si nos metemos en el terreno erótico, leer complica la vida amorosa de cualquier pareja. “Tú termina tu lectura, que yo me duermo ya, cariño”.

¿Qué me dice? Y ¿qué más le puedo decir? Leer le puede hacer muy desgraciado, porque ¿para qué quiere otros puntos de vista que no sean los que le ofrece la tele? ¿No tiene bastante con los telediarios que ya le cuentan al detalle la cantidad de políticos que sigue robando impunemente en España? Vamos a partir de la base de que los españoles ya estamos hechos a lo que nos pongan por delante. Todos los días hay un político que mete la mano, y, cuando vamos a comprobar cuánto nos ha dejado en la cartera, nos roba la cartera. Mientras usted está leyendo, otros están empleando su tiempo en apropiarse de lo ajeno, lo cual parece más provechoso, puesto que no devuelven ni con fatiga. Además, no hay quien lea más que un preso, y usted no querrá estar preso.

Si no me hace caso y lee bastante, aunque su imaginación vuele libremente, se puede quedar aislado, porque los demás vuelan raso. Lo más seguro es que le coja en plena lectura algún extraordinario gol de Ronaldo o de Messi. La lectura cansa y encima, un libro le cuesta más dinero que quince Marcas juntos. Quizás lo mejor que puede hacer es meterse en el sofá y ver Sálvame, que es como leer un libro de pamplinas variadas, pero sin tener que pasar las páginas. 

En fin, ya ha podido comprobar por todos estos razonamientos que la lectura solamente conduce a la locura y lo que debe hacer es no volverse loco como yo. Es verdad que Miguel de Cervantes dijo también: "El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho." Pero acuérdese de aquel que le dijo a un ministro de Franco: “Oiga, que lo que usted dice no es cierto, porque yo he estado allí y no hay nada de lo que usted dice”. Y el ministro le contestó: “Viaje menos y lea más”

Lo repito, que no se te ocurra leer, niño.

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