El Loco de la salina

Hoy es Navidad y mañana ya veremos

La frase que más me han dicho por la calle ha sido: “Estoy deseando que pasen ya estas fiestas”.

Hoy es el día que inspiró el célebre villancico “25 de diciembre, fun, fun, fun”. Lo que no sé es a qué borracho se le ocurrió aquello de “beben y beben y vuelven a beber…” culpabilizando a los peces de sus propios vicios. Hoy es Navidad, fecha muy querida por muchos, debido a que es una ocasión de oro para reunirse en familia, y muy aborrecida por bastantes, debido a que la muerte ha ido dejando demasiadas sillas vacías. La frase que más me han dicho por la calle ha sido: “Estoy deseando que pasen ya estas fiestas”.

Será porque a los enormes gastos que se nos vienen encima se añaden los dolores de barriga por tanta comida y el pensar que hay que ser felices a la viva fuerza. Por eso, una de las cosas que a los locos nos pone como motos son las pamplinas que se llegan a decir por estas fechas. No hace tantos años, cuando uno quería felicitar a alguien, se tenía que calentar un poquito el coco. Se enviaba una cosa que se llamaba carta y se ponía uno a escribir lo de siempre, que si te inunde la felicidad, que si la paz y el amor llenen cada rincón de tu casa, que si te deseo que todas tus ilusiones se cumplan…

¿No le parecen a usted demasiadas cursiladas todas juntitas? Pero al menos había que sentarse y molestarse en darle forma al invento. Hoy es más fácil. Se le mete al ordenador un modelo frío y prefabricado que también diga cosas de este nivel: “Que en cada calle, en cada casa, en todo corazón que late en esta fecha tan especial, renazca la fe, la espiritualidad y el amor en tu entorno.” Pero ¿se han vuelto ustedes locos? ¿Están en este mundo o en otro distinto? ¿Se pueden decir más chorradas en menos espacio y en menos tiempo? ¿Se puede manejar la felicidad con más alegría y desparpajo? También se ha puesto de moda enviar poesías, pero poesías malas, en las que sobran halagos y falta talento, pero el que las manda cree que queda como muy bien sin darse cuenta de que roza lo cutre y lo ridículo.

También se recurre a poetas famosos sin pedirles permiso y manipulando la intención con que ellos escribieron sus famosos versos. Muchos no se enteran de que desear no es lo mismo que dar. Yo me conformo con muchísimo menos. No quiero la felicidad, quiero pequeños momentos felices, porque la felicidad así de golpe no existe. Por ejemplo, lo suyo es recibir en casa un buen jamón, que bien pudiera traer adosada una notita que diga simplemente: “A tu salud, Paco”.

¿Ven qué cosa más sencilla? Pues no. Muchos se ponen las orejeras, prefieren dar un brindis al sol, augurarme un mundo fantástico para el 2017 e hipócritamente desearme a voleo una felicidad que no está en sus manos otorgar. Yo solamente les deseo a los que sean capaces de leer estas líneas que podamos ir tirando un poco más y que tengamos paciencia y humor para aguantar a tanto hipócrita como circula por este mundo. Por eso, ahí va un chistecito para terminar el año:

Un niño le pregunta a otro:
- ¿Qué vas a pedirles a los Reyes Magos este año?
-  Yo voy a pedirles un Tampax.
- ¿Un Tampax? Y ¿qué es un Tampax?
- No lo sé, pero en la tele dicen que puedes ir a la playa todos los días, correr en bici, ir a caballo, a bailar, ir a la discoteca, hacer todo lo que quieras y sin que nadie se dé cuenta. ¿Qué bueno, no?
A lo dicho, que tenga usted momentos felices y que yo pueda algún día salir de este manicomio.

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