El Loco de la salina

A don Francisco Busto Baena

También D. Francisco quiso dejar claro que el pozo central no fue robado, cosa que me llamó la atención, porque en estos contornos se roba a la luz del día.

Estaba yo admirado de lo bonito que era nuestro patio del manicomio, cuando de buenas a primeras llegó a mis oídos que un señor iba a hablar en el Centro de Congresos sobre un patio famoso de La Isla. ¿Un patio mejor que el nuestro? Imposible. Incluso los más locos de los locos me decían que era imposible encontrar un patio tan bonito y tan interesante como el nuestro. Es más, hubo hasta apuestas entre mis amigos e incluso silletazos entre los más fanáticos. Todos querían llevar razón y ninguno la tenía, porque por eso estábamos todos entre nuestras cuatro paredes.

Para comprobarlo pedí permiso y me lo dieron. Así que el jueves fui allí y me quedé con la boquita abierta. El conferenciante era D. Francisco Busto Baena y nos dijo cosas muy interesantes que la gente de esta ciudad debe conocer. Y, si no las conoce, es para darle un cosqui a más de uno, porque una ciudad como esta no puede ignorar los extraordinarios valores que tiene.

Por lo visto el Patio Cambiazo fue declarado Monumento Histórico Nacional el año 1977 y yo con estos pelos. Es algo más importante que ser edificio BIC. Es algo muy grande. Aunque empecemos por el principio. Nos explicó D. Francisco que un día su madre, ya muy anciana, le dijo que a ver si le daba por investigar el árbol “ginecológico” de su familia. Se puso a la tarea y después de doce años de pegarle vueltas al coco, a los papeles y al lugar de sus desvelos, ha dado a luz felizmente un libro que va de la realidad histórica a la novela y que supone otro pasito más en el conocimiento de nuestra ciudad.

El Patio Cambiazo con todas sus vicisitudes se convierte en el verdadero protagonista del libro. No en vano es uno de los cinco edificios más importantes de La Isla. La portada del libro nos lleva de nuevo al recuerdo de los 250 años de independencia del Ayuntamiento isleño. Pero D. Francisco no se quedó ahí, sino que ha construido una obra que trata de dignificar a los antepasados y a las familias que vivieron en ese Patio. Nos dijo que muchos paisanos creen que La Isla termina más o menos en el Carmen. No. Hay que irse un poquitín más lejos y veremos en la calle Real 204 ese Patio que me parece a bote pronto que supera al de nuestro manicomio. Así lo diré a mis amigos, aunque se mosqueen.

También D. Francisco  quiso dejar claro que el pozo central no fue robado, cosa que me llamó la atención, porque en estos contornos se roba a la luz del día y a todas horas, sobre todo cuando los paisanos pasan por ese edificio y lo ven al aire libre y dispuesto a ser robado con extrema facilidad. Nos dijo D. Francisco que el pozo original se partió en su día accidentalmente y que más pronto que tarde se va a poner allí una copia fiel con todo su enrejado. Esperemos que no se lleven la copia.

“La colmena cañaílla”, que así se titula el libro, nos devuelve parte de aquella Isla que se perdió en el olvido y que ahora se intenta rescatar de las sombras. Este loco a través de estas líneas solamente desea felicitar a D. Francisco por su aportación a nuestra historia. Y que yo no me entere en el manicomio de que usted no compra y no lee este libro, porque, si solamente lee el Marca, es para darle a usted en la cabeza con la misma reja del Patio Cambiazo. Al mismo tiempo deseo expresar no solamente mi admiración por este trabajo, sino también dejar patente mi simpatía hacia este hombre por su eterna sonrisa, por su sencillez y por esa manera tan bonita y apasionada de exponer las cosas de La Isla. Gracias.

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