El Loco de la salina

Una de educación

A mí, loco pero no tonto, me han demostrado con creces la clase de socialismo teórico que predican y que no practican.

El que se queja es porque le duele el zapato. Pero, si a una nieta le hacen daño en el pie, también le duele al abuelo no el zapato sino el alma, y por eso se queja, como usted mismo se quejaría si de su nieta se tratara. Como yo a mis lectores les cuento muchas cosas personales, a sabiendas de que en el cortijo en que vivimos siempre habrá perros que ladren, emplearé y seguiré empleando lo único que me queda: la palabra.

A mi nieta hace dos años que le duele el zapato, sin que ni la anterior Delegada ni el actual Delegado de Educación hayan movido un solo dedo para aliviar su dolor. La criatura (de 7 años) se tiene que separar cada mañana de su hermano (de 12 años) y de su hermana (de 3 años) para acudir a otro colegio más lejano, y no entro en detalles de momento, porque tiempo habrá. Y nuestro caso no es único.

Esos señores andan ahora liados con las magníficas elecciones, por lo que se colocan las orejeras y no quieren saber de otra cosa que no sean sonrisas, fotos y rosas. Dicen ser socialistas y se les calienta la boca hablando de conciliación familiar, sabiendo que hay muchas familias que tienen a sus hijos desperdigados por distintos colegios y a los que se les niega el pan y la sal. No se enteran o no se quieren enterar, porque no les duele. Por supuesto que, si de sus hijos o nietos se tratara, la cosa cambiaría radicalmente. ¡No faltaba más!

Con las elecciones, aunque muchos socialistas (no todos, por fortuna) son cortitos de ingenio y carentes de personalidad, ya verán ustedes cuántas cosas dicen sobre la conciliación familiar, sobre la mujer trabajadora, sobre las familias numerosas, sobre los niños con sobredotación… Lo más que saben de conciliación es que empieza por “con-“ (de “conveniencia”) y acaba en “-ón” (de “mojón”, con perdón).

En cuanto a lo de familiar, lo más que alcanzan a comprender es que existe la Coca-cola familiar. Pero hay que descubrirse con ellos de lo bien que se expresan. Da gusto oírlos hablar. Al lado de ellos Cicerón era un aprendiz. Muchos se quedan embobados con la verborrea que emplean, necesariamente aprendida para poder ascender. Porque se juegan su propio porvenir político, predican sin cansancio maravillosas promesas de un futuro primaveral que solamente vendrá si ellos están en el poder (en el que por cierto llevan tropecientos años).

No me canso de decirles que el poder es efímero, que los veremos, tarde o temprano, recoger velas, que el tiempo pasa, que ya no se les puede creer y que torres más altas han caído. En esta Andalucía de nuestros pecados existe una cosa que es sagrada: la sumisión. Si no eres sumiso y manejable, date por finiquitado.

Por todo ello, con mi finiquito en la mano hago saber que esos señores y señoras, que manejan lo de la conciliación familiar como argumento a su favor, lo mejor que hacen es meterse la lengua en ese lugar del cuerpo tan oscuro como necesario, porque mienten con una hipocresía y una demagogia que espanta. Y a la Junta de Andalucía y a sus “brillantes” Delegados, en cuya mano está resolver este problema, decirles que van bien y que llegarán alto, aunque ya se sabe que desde allí arriba las caídas son peores.

Seguiremos escribiendo y hablando sobre este tema, aunque no espero nada de ellos. Los jubilados no tenemos otra cosa que hacer más que tomarnos a chacota a todo este personal insensible ante los problemas de los ciudadanos. Y ciudadanas, que queda bastante bien. A mí, loco pero no tonto, me han demostrado con creces la clase de socialismo teórico que predican y que no practican. Conmigo se pueden ahorrar sus inútiles palabras.

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