El Jueves

Feliz cualquier cosa

Las urnas, las legales y las de verdad, no esas que se trajeron desde casas y sedes ya “votadas” van a hablar...

Cuando ustedes estén leyendo estas líneas en Cataluña se estará votando. Por fin. Hoy puede ser el principio de ese final que tantos esperan. Un final que puede conducir a un lado o a otro: o a la vuelta a la normalidad (así lo pienso y creo que no soy el único) o el retorno a ese proceso independentistas que flaco favor le ha hecho a los catalanes y a aquella tierra llena de buenas personas. Una tierra que, aún en estos instantes, sigue perteneciendo al Reino de España.

Las urnas, las legales y las de verdad, no esas que se trajeron desde casas y sedes ya “votadas” van a hablar. Como siempre se dice será la gran fiesta de la democracia. Y en este caso más que nunca. Es necesario que los catalanes salgan a la calle y expresen su opinión. De nada vale quedarse a la espera de lo que pase: hay que ser participativo y ser parte de las decisiones que el gobierno, elegido democráticamente por estar urnas, determine. Y pensar que será por el bien de todos, sea cual sea el resultado.

Bueno sería también que hubiera un claro vencedor. Pero como mucho me temo que la tarta de los asientos del Parlamento catalán va a estar dividida, al menos creo que nos podíamos conformar con el resultado de que uno de los bloques fuera mayoritariamente el ganador de estos comicios. Si Cataluña entra ahora en un proceso de negociaciones llenas de aristas entre los representantes políticos salidos de los resultados de esas urnas, las consecuencias económicas y sociales -fundamentalmente- pueden ser más desastrosos aún de lo que vienen siendo.

Es necesario que Cataluña salga de la justa intervención que el Gobierno Central ha hecho de la misma en virtud del artículo 155 de la Constitución Española, la de todos. Es necesario que Cataluña vuelva a ser gobernada, dirigida y gestionada por los catalanes. Y para esto, es necesario un acuerdo de investidura rápido y eficaz, que permita el retorno a la normalidad a la mayor brevedad posible.

Mientras esto pasa, el resto de los españoles estaremos a las puertas de una nueva Navidad, a pesar de que el comercio nos la viene adelantando desde el mes de noviembre. Habrá que estar atentos a las palabras de Su Majestad El Rey en su mensaje de la noche del próximo domingo. Ya este año le hemos oído y sabemos que su lenguaje es claro y limpio. Lo mismo espero de sus palabras el próximo día de Nochebuena.

Remato como siempre, con mis mejores deseos para todos, los que estáis ahí cada jueves frente a esta columna y los que nunca os habéis asomado a ella. Intenten ser felices al menos estos días. Y sin motivo justificado.

Muchas felicidades.

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