El Jueves

La torpeza de Pedro Sánchez

Resulta sorprendente cuanto menos que Pedro Sánchez haya cometido la torpeza de felicitar el Ramadán a la ciudadanía de confesión musulmana...

Resulta sorprendente cuanto menos que Pedro Sánchez haya cometido la torpeza de felicitar el Ramadán a la ciudadanía de confesión musulmana en una red social como Twitter. Por mucho que me siente mal, porque así me ha sentado como a muchos españoles y no por la antitolerancia frente a otras religiones sino por el distinto rasero de medir con respecto a otras creencias religiosas, lo que verdaderamente me parece sorprendente ha sido -insisto- la torpeza de hacerlo a través de una red social en la que iba a ser contestado con rapidez y con la contundencia que el personal se gasta en los 140 caracteres. Si espinoso e hiriente para muchos ha sido lo que ha dicho, repito de nuevo que es sólo por el doble rasero de medir las creencias religiosas, su declaración me confirma la teoría que mantengo de que Pedro Sánchez y/o su equipo de asesores es y son torpes hasta decir basta. El tweet está a la altura de su pasado empecinamiento del “no es no” que tuvo paralizado al país el pasado año y que le costó salir por la puerta del garaje de la calle Ferraz.

Poco le han dicho, porque poco ha sido su tacto, por no decir ninguno. Desconozco si el voto de los hermanos musulmanes afincados -o residentes- en España es tan importante como para soltar esa perla envenenada, pero creo que se ha puesto en contra con la afirmación a un buen número de “ciudadanos y ciudadanas” que bien podrían negar su apoyo hacia el partido que ahora de nuevo gobierna por la cariñosa felicitación. 

Pedro Sánchez debería estudiar más el ejemplo de sus antecesores, de esos a los que ha sacado de la ejecutiva de su partido; esos que estuvieron en el pasado y que, bajo la denominación de barones, entendían de otra forma la política. Jamás se le escuchó a un González, Guerra, Bono o Corcuera una afirmación de ese calibre.

Deje, por favor, de herir a quienes nada malo le han hecho. Deje de aprovecharse de nuestro talante, de provocar sabiendo de antemano que no va a tener nunca una respuesta de tan mal gusto como su afirmación. O al menos, trátenos a todos con la misma vara de medir. No juegue con los sentimientos de muchos españoles, de cuyo voto puede depender (otra vez de nuevo) su permanencia en la secretaría general de PSOE.

Y no provoque el que pongamos la otra mejilla, que un día podemos recordar que sólo tenemos dos y ya las hemos puesto muchas veces. Y la mejilla es fácil cambiarla, llegado el momento, con la papeleta del voto.

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