El Jueves

Niños como objetivo

Uno se las prometía felices esta semana por la facilidad para escribir estas líneas...

Uno se las prometía felices esta semana por la facilidad para escribir estas líneas: están dando tanto juego las elecciones en el Partido Socialista y se pueden hacer tantos y tantos análisis de las mismas, así como reacciones tras la debacle (del todo inesperada) de Susana Días, que los caracteres de esta columnas serían pocos para poder abarcar todo lo que quería decir, a pesar de todo lo que se ha dicho ya y lo que aún queda por decir.

Pero de nuevo se cruza en nuestras vidas, a pesar de la distancia física que nos separa del lugar de los hechos, un nuevo atentado de la cobardía del DAESH. Se inmola un islamista y en esta ocasión, como ustedes ya saben, lo hace en un lugar donde la posible venganza no existe: si execrable es cualquier atentado, éste lo es más. Un concierto abarrotado de jóvenes y niños, papás y mamás como acompañantes con muchos de ellos y un túnel para que la explosión adquiera mayores tintes dramáticos y produzca más bajas, llámense muertos o heridos.

Es necesaria ya una contundente reacción internacional. Que por una vez seamos capaces de ponernos de acuerdo TODOS para que no sólo este tipo de acciones dejen de suceder, sino para erradicar de la faz de la tierra a este conjunto de asesinos que bajo la obediencia a un dios -harto dudable que cualquier dios desee la muerte de nadie- están llenando de cadáveres tantos lugares de este mundo y derramando la sangre de tantísimos inocentes.

Basta ya, es preciso la toma de medidas. Medidas contundentes que si tienen que llevar aparejado el exterminio de estos “seres” (evito la palabra humanos) tendrá que ser así. No se trata ya de evitar aquellos países que pueden ser peligrosos. Se trata ya de temer estar en cualquier gran ciudad de la vieja Europa, por miedo a que cualquier desequilibrado quiera llegar hasta Alá por el camino más corto y más notable.
Los gobiernos deben tomar medidas. Si es preciso cerrar las fronteras a todo aquel que sea sospechoso de una tropelía de este tipo, de esta índole. Por favor, vivamos en paz y con la seguridad de que nuestra vida no está en juego. Al menos los que habitamos lo que viene a llamarse el mundo civilizado y occidental.
Porque estos tipos no son occidentales. Y mucho menos civilizados.

Mi abrazo sincero a todo Manchester y a los familiares de las víctimas. Que descansen en paz. Y que descansemos algún día todos también abrazados a la paz que tanto necesitamos.

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