La última de los muchachos de Iglesias (en mayúsculas, ya que me refiero respetuosamente al apellido de una persona) es que desaparezca de la parrilla de La 2 la Misa Dominical. Así lo han solicitado en una proposición no de ley, asegurando que España es un país aconfesional y la televisión pública “no es el espacio más sensato para ritos religiosos”. Junto a esto, Julio Rodríguez, miembro del consejo ciudadano de Podemos y ex jefe del Estado Mayor de la Defensa, considera que TVE “no debería” retransmitir la misa y ha apostado por quitar los capellanes de las unidades militares.En opinión del dirigente de la formación morada, en España hace falta desarrollar “una ley de libertad religiosa” pero entiende que en un Estado “aconfesional y laico” la televisión pública, como “servicio público, no debería estar en la línea de una creencia religiosa sino dedicarse a dar información”.
Ahí quería yo llegar. Y el ex militar me ha puesto la ocasión.
Desconozco el dato exactoaunque internet me arroja que en España más de un 68% de la población es católica. Por lo tanto, ¿no creen ustedes que está más que justificado ese “servicio” religioso en una televisión con “servicio público”?
Así mismo, retirar a los capellanes militares me parece también un atropello. ¿No merecen nuestros soldados, aquellos que así lo deseen, poder contar con ese “servicio” mientras que están prestando “servicio” al país?
Me temo, una vez más, que esto es una bomba de humo para llegar más allá, que es donde en realidad quieren llegar. Alguien lo ha dicho en estos días en la radio. No es otra cosa que anular a la religión católica en España.
Les molestamos. Y sin hacer nada, que es lo chocante. Porque mientras que estos tipos pierden el tiempo -que es nuestro tiempo y nuestro dinero- en proposiciones de este tipo, nosotros, los católicos, no nos metemos en sus asuntos.
Por favor, dejadnos en paz en nuestra ignorancia. Dejadnos en paz en nuestra equivocación. Dejadnos en paz con nuestras creencias y nuestros cultos. Creemos en lo que creemos y no hacemos mal a nadie. Ni tampoco nos quejamos de aquellos programas televisivos (que por cierto son muchos) que atentan abiertamente contra nuestras creencias y nuestra religión.
Por favor, dejadnos en paz.
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