El Jueves

Aniversario

El próximo 1 de enero se cumplirá un nuevo aniversario desde que comenzó a circular, en ese primer día del año 2002, la nueva moneda europea...

El próximo 1 de enero se cumplirá un nuevo aniversario desde que comenzó a circular, en ese primer día del año 2002, la nueva moneda europea. Algunos recordamos con cariño y algo de nostalgia a la difunta peseta, que pasó a mejor vida cuando el euro vino a ocupar su lugar. Hoy las nuevas generaciones ponen una extraña cara cuando le nombramos a nuestra antigua moneda, e incluso desconocen el cambio que realizamos durante unos de meses hasta que terminamos por acostumbrarnos a los precios o bien nos comenzó a dar pereza sacar esa calculadora que llevábamos encima. A pesar de los años lo confieso sin vergüenza: yo aún, para grandes cantidades, sigo haciendo el cambio en mi memoria.

El euro trajo algunas comodidades, sobre todo la de poder viajar por gran parte de Europa sin tener que ir días antes al banco. Para los eruditos en la economía también nos trajo otras ventajas, las cuales por mi desconocimiento real de los tecnicismos, aún sigo sin  entender bien. Pero también nos trajo relativos abusos en determinados precios.

El más notable, o al menos así lo creo yo, fue el del café: comenzamos a pagar 1 euro por lo que antes pagábamos cien pesetas. Vamos, que la subida fue realmente espectacular. Otros productos, también cotidianos, comenzaron a redondearse lógicamente siempre al alza y con redondeos más que estratosféricos. Aquello fue una subida de precios en toda regla, aunque con premeditación y alevosía. Y también nos dio por asociar el billete de cincuenta euros al de cinco mil pesetas, que como comprenderán está fuera de todo el cálculo lógico. Estas asociaciones, a poco que pasó el tiempo, comenzaron a ser habituales, pero los sueldos se mantuvieron. Y los redondeos jamás bajaron, sino que se hicieron estables. Aquí es donde vino la madre del cordero: el euro fue, en el devenir de los días, la gran estafa a la que todos nos vimos sometidos.

No estoy contra el progreso y creo que la implantación del euro fue un paso adelante de nuestra sociedad y de la economía. Pero creo que, a la vez, la tomadura de pelo fue tremenda. Aún así, hoy día sobrevivimos, incluso después de haber pasado por una de las peores crisis económicas que hemos tenido en este país. Qué le vamos a hacer: así se escribe la historia.

Me despido de ustedes con estas últimas letras del 2016. Les deseo lo mejor para el próximo año, así como les agradezco el estar ahí, cada jueves, en este baratillo de letras y palabras. Sean felices. Venturoso 2017 para todos.

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