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Vuelvo a la carga con nuestra ciudad y las fechas que comienzan a venirse encima, sin que nadie le ponga freno al calendario...

Vuelvo a la carga con nuestra ciudad y las fechas que comienzan a venirse encima, sin que nadie le ponga freno al calendario. Vuelvo a mirar a nuestro alrededor y, en esos días que hemos pasado en el que el tiempo primaveral se ha instalado en el termómetro, descubro las calles llenas de público en busca de empaparse de sol y queriendo borrar de su memoria los fríos de este invierno en el que aún estamos. Personas intentando descubrir los anticipos de la gran fiesta que se acerca. Sevillan@s pretendiendo oírla llegar, como dijo el poeta, y disfrutar de sus pisadas acercándose, no sea que llegados los días la lluvia…
-Cállese usted, hombre, no empiece con esas cosas.

Me muestra el teléfono imágenes de aquellos que al ver descargarse los artilugios de los palcos de la plaza de San Francisco presienten lo inmediato. Los cultos externos de algunas hermandades configuran las calles con las primeras bullas. Hay gente hasta en los ensayos de costaleros. Los escaparates del centro de la ciudad de adornan con obras, en una iniciativa que por segundo año pone el ayuntamiento de la ciudad en marcha y que me parece de lo más acertada. Y los nazarenos de caramelo ya desfilan en hilera por el escaparate de la Confitería La Campana, recordándonos a muchos nuestra mejor infancia, mientras que en la calle Alcaicería se anuncian los picudos sombreros de cartón que aquí llamamos capirotes. Una pancarta a la entrada de la antigua Puerta de Carmona viene a ratificar que todo ya queda cercano.

Los hogares y las cocinas de muchos bares huelen a espinacas y bacalao, mientras que se echan dobladillos a capas y túnicas y se desempolvan los costales, hartos de dormir este sueño de casi doce largos meses. También ven la luz los poemas ocultos en el cajón, de aquellos a los que le ha tocado el gordo de la lotería en versión pregón de Semana Santa en la tertulia o en la hermandad del amigo. Y si son curiosos y se fijan, en las tintorerías se adivinan las túnicas en su encierro de plástico y guardián de perchero.

No es malo sentirse bien en esta época. Ya tenemos bastante política y datos macroeconómicos de una situación que, a todas luces, parece que va cambiando a mejor. Pero, insisto, ya tenemos mucho de todo esto, incluso habrá que votar como en otras ocasiones, el Domingo de Pasión (léase domingodelpregón) como para que no le demos una satisfacción a los sentidos.

Que sí, que nos lo merecemos. No se corten y disfruten, que esto ya llega.
-Niño, echa aquí una copita, que vamos a seguir hablando de cofradías…

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