Contrapunto

Cuando repaso su chusca trayectoria política me recuerda a Sidney Quarles, aquél personaje de la novela Contrapunto de Aldo Huxley

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Y  ganó Pedro Sánchez. No puedo decir que lo esperase, ni puedo decir que me alegrase. Más bien todo lo contrario. Pero si el giro a una izquierda radical propugnado por Sánchez, más cercana a Podemos e IU, que a la socialdemocracia, cuyo arco abarcaba desde la izquierda moderada al centro izquierda, es lo que han preferido la mayoría de los militantes, pues ¡Chapeau y enhorabuena! Allá ellos y el PSOE. Ya se sabe que los militantes, en todos los partidos, suelen votar más por sentimientos primarios que meditando las consecuencias. Votan con el corazón ofuscando la mente. Por eso no suelen coincidir con lo que después votan los ciudadanos. Pero, en fin, sólo puedo decirles a Pedro y sus seguidores. ¡Adelante!, a conseguir superar el record de los ochenta y cinco diputados de las anteriores elecciones. Ahora, a por los cincuenta.
Bueno, Juan, y ¿a quién votarás tú ahora?, me preguntó Lucio. ¡Je! Que gracioso. Lo único que tengo claro es que como he perdido, aunque yo no jugase, he presentado mi dimisión (y no como otros en Málaga que sí que han jugado y han perdido) y, en tanto esté Pedro Sánchez al timón, nunca le votaré. Aunque sea el partido al que he votado sistemáticamente, en todas las elecciones habidas, durante cuarenta años. Posiblemente siga el ejemplo de los franceses, cuyas decisiones políticas siempre me parecieron acertadas, y vote al Emmanuel Macrón español.

Hombre, Juan, siguió Lucio, creo que tú también hablas más con el corazón que con la razón, además de minusvalorar la capacidad política de Pedro Sánchez. Mira, querido amigo, cuando repaso su chusca trayectoria política me recuerda a Sidney Quarles, aquél personaje de la novela Contrapunto de Aldo Huxley, que, fracasado en los negocios se dedicó a la política, a la que quiso siempre entregarse, pero como sólo era fachada, cosechó en ella fracaso tras fracaso. No queriendo reconocer sus fiascos, decidió que “él estaba muy por encima de la política práctica; ésta degradaba al hombre de valer, cubriéndole de lodo”, y determinó consagrarse a ser un filósofo de la política y a escribir libros que nunca nadie leyó. Pedro Sánchez terminará igual que Sidney Quarles.

Los militantes del PSOE, esos que han vuelto a poner al frente del partido al mismo que cosechó un fracaso tras otro, ese que no tiene las ideas claras de lo que ha significado el PSOE para los españoles que, aunque no hemos militado, nos hemos visto reflejados en sus ideales socialdemócratas. El PSOE es mucho más que sus ciento ochenta mil militantes. Qué piensen ahora, en el próximo congreso federal, qué políticas les llevarán a conquistar de nuevo el voto de los millones de españoles que hemos venido aupándole en las urnas.

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