Discurso tabernario

Pablo Iglesias le ha soltado a Rajoy una retahíla de palabros traídos por los pelos (de los cojones, con perdón) no sé con qué intención

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Por estas fechas, en las que cada año retorna la primavera, los romanos celebraban las Bacanales. Según nuestro diccionario, bacanal “es una orgía con mucho desorden y tumulto”, o sea, más o menos, lo que la política española durante todas las estaciones del año.

En esta semana se ha celebrado el día mundial de la Felicidad y el de la  Poesía, y Lucio y yo celebrábamos hoy nuestro día de “El Chipirón colorao”, en el que Rafael, ese viejo y entrañable tabernero que antes fue “pescaó”, nos ha proporcionado unas buenas copas de tinto y un pulpito frito, el más exquisito chicle malagueño con el que uno se puede deleitar. Nos sentimos felices con el espléndido día y ese mar en calma que irradia paz y tranquilidad. No como nuestros políticos, cuya agresividad irritante, altanería, falta de entendimiento y ambición de poder, enervan a los españoles que cada vez están más cerca de armar la marimorena y celebrar la bacanal a tortas. Hay políticos a quienes no les gustan las leyes que han hecho otros con su mayoría y, por ello, creen que no deben acatarlas. Por eso decía Azaña, que tuvo mucha experiencia en esas situaciones, que la felicidad aparecía cuando “cesaba la pugna entre la inclinación y la ley”.

En el Parlamento, en la sesión de control al Gobierno, Pablo Iglesias le ha soltado a Rajoy una retahíla de palabros traídos por los pelos (de los cojones, con perdón) no sé con qué intención. Díjole: “a Vd. se “la pela”, se “la trae floja”, se “la pasa por los huevos”, se “la bufa”, etc. etc. etc. Pienso que si Iglesias ha pretendido con ello irritar y escandalizar a la bancada popular, o al normal pueblo que le escuchaba en TV, le va a pasar como al exhibicionista que descubriéndose ante una moza, ésta se desternilló de risa al ver lo pequeña que la tenía ¡Vamos, hombre, a estas alturas a quién va a escandalizar! Lo único que ha conseguido es quedar como un pésimo orador, con un discurso tabernero, hortera, chabacano y soez. Y, para colmo, después se fue a defender a los energúmenos navarros xenófobos que le dieron una paliza a dos guardiaciviles, junto a sus parejas, por ser de Córdoba. A ver cómo le explican los de Podemos esa actitud a los andaluces.

Immanuel Kant, que escribió la “Crítica de la razón pura”, era un pensador muy razonable que afirmó atinadamente que la felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación. Total, una quimera soñada. Como la bondad humana, la igualdad, la fraternidad y el no desear a la mujer de tu prójimo. Así que nos quedaremos celebrando la Poesía y seremos felices porque: “mi corazón espera / también, hacia la luz y hacia la vida, / otro milagro de la primavera”.

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