El jardín de Bomarzo

La medida real

Ha sido empezar la campaña electoral y oír todas las cosas buenas que van a suceder en breve que me ha vuelto el buen tono, feliz, danzarín, erecto de intenciones, con ganas incluso de que llegue el día 22 para ir a votar

Estoy mucho mejor. Lo noto. He pasado momentos de enorme inseguridad personal, aturdido, indeciso, confuso hasta el punto de dudar cómo mezclar colores a la hora de elegir el vestuario del día, el apetito perdido no sabiendo si es hambre o náuseas, el tono de piel tirando a blanco marfil y ojeras, dos, bien marcadas, por no mencionar la inapetencia en lo concerniente al amoroso balanceo; inseguro, confundido, fatigado, desganado... Pero estoy mejor, lo noto. Bastante mejor. Ha sido empezar la campaña electoral y oír todas las cosas buenas que van a suceder en breve que me ha vuelto el buen tono, feliz, danzarín, erecto de intenciones, con ganas incluso de que llegue el día 22 para ir a votar a primera hora y evitar colas, no sea me quede sin papeletas, indeciso porque son tantas las alternativas interesantes que, la verdad, no sé, no sé… ¿Se podría votar a más de uno, porfi…? Tengo dudas como cuando estoy en el pasillo de la bollería en el supermercado frente a la estantería de las galletitas y vacilo entre coger las crujientes con cereales o esas otras con trocitos de chocolate o, mejor, aquellas con miel y huevo de gallina del Senegal…

Pensándolo en frío, con todos los puestos de trabajo que van a crear PP, PSOE e IU a la vez vamos a tener dos o tres empleos cada uno para poder cubrir las plazas. Más con ese millón de empleos públicos que dice Garzón, Alberto, que creará IU si gobierna, como en Cuba –debe ser porque la administración anda escasa de personal…-. Pero me pregunto, ¿estarían los andaluces preparados, así de pronto, para el pruriempleo? No sé, no sé, tengo serias dudas al respecto…

El estudio. En plena recuperación emocional ante tanta iniciativa ilusionante, leo que el King College de Londres y la NHS Foundation Trust, nada menos, han llevado a cabo un interesante estudio midiéndole el pene a más de 15.000 hombres, manda el asunto eso mismo que la gallina pone a pares, estableciendo que el tamaño medio mundial hoy es de 13,12 centímetros en situación de, digamos, fiesta inminente, y de 9,31 cuando, pongamos, la intención decae. Todo ello medido entre una escala mínima de 4,8 centímetros, vaya fatalidad, y otra máxima de 21,2 centímetros, que debe ser del jefe de la tribu los tres patas. Pero con el dato y mentalmente haciendo cálculos, partiendo de la idea de que lo del jefe de la tribu es la medida real de separación máxima entre pulgar e índice y no estoy dispuesto, como buen político, a no creerme mi propias mentiras, me he venido definitivamente arriba; cómo provocar el cambio de ánimo en 15.000 sujetos para medirles es un asunto que de momento prefiero aparcar de mi ahora dichosa mente.

La oficina. Feliz, pues, me ha sorprendido gratamente la genial iniciativa del PSOE-A en boca de su secretaria general, Susana Díaz, de crear una oficina de prevención de la corrupción para “ponérselo difícil a quienes quieran” llevarse los recursos que son, según dice, “de todos los andaluces”. Muy bien. Genial. Una oficina y todo, con paredes forradas de papel floreado, mesas, ordenadores, lapiceros... Quizás, por aportar ideas que sumen, podría nombrar al frente de la misma a los ex consejeros Ávila, Aguallo y Vallejo para cuando se queden sin trabajo en la diputación permanente, aprovechando así además su enorme conocimiento de la casa por dentro. Una oficina nada menos; con ello es de pensar que los andaluces pueden quedarse súper, súper tranquilos hasta el infinito y mucho más.

¿Se Puede? Muy venido arriba, porque no es para menos, acudo a las rebajas de Carrefour en busca de indumentaria apropiada para no desentonar y, barbilampiño de tres días, me persono en el desayuno de Teresa Rodríguez en el Fórum Europa, celebrado este pasado jueves en Sevilla donde habitualmente lo hace la casta. Cauto ante el conserje que custodia la puerta no sea, temo, me obligue a meterme la camisa por dentro antes de pasar, busco acomodo en mi mesa mientras contemplo los croissant y a mi memoria acude aquella otra mañana cuando lo de Heracles. En un desayuno de Podéis me pega más, no sé, cola-cao con oreos doble crema, cereales rellenos de chocolate con leche en tazones grandotes y con dibujitos de jirafas moteadas, bollicaos…, medito mientras observo la disparidad de semejantes: trajes sevillanos en la misma mesa con gente joven de sudadera con capucha, nadie come, igual son los mismos croissants fosilizados de cuando por aquí venía Griñán. Conecto con Tere: de entre las propuestas estrella destaco, entre líneas, medidas para la suspensión de los desahucios, cierta comprensión ante el movimiento okupa y abrir la posibilidad a la expropiación de fincas. Desconecto con Tere.

A la salida, unos metros más abajo y en la misma calle, un sujeto con sombrero muy pijo me da en mano un folleto de Vox: “Somos diferentes, somos Vox. La Derecha”, entre la bandera de Andalucía y la de España y, leo, entre sus medidas: “Derecho a la vida. Plan de promoción de la familia. Ayudas a las familias y a la natalidad”. Estoy por retroceder y abrazarme lloroso a Podéis o, tal vez mejor, gritar socorro desolado. ¿Hacia dónde ir pues? ¿Derecha, izquierda…? Tiro al sur.

Jerez. Son días de juicios y sentencias sobre el ERE del ayuntamiento, las primeras ya emitidas se repiten en sus fallos: despido improcedente para los que se justificaron por valoración de criterios de competencia técnica, formación, experiencia y polivalencia, y procedentes para los efectuados a los mayores de 59. Esto avanza, en principio, un resultado de más de ciento treinta sentencias declarando la improcedencia del despido. Las conclusiones que se exponen en las sentencias se refieren a la inexistencia de documento que acredite que se seleccionaron a los afectados tras una valoración objetiva de todos los empleados laborales; es decir, sigue la línea de las fundamentaciones que en su día hizo el TSJA para declarar el ERE improcedente por “absoluta arbitrariedad”; sentencia que el juez cita en diversas ocasiones, así como recuerda los votos particulares de la del Supremo, que parecen cobrar ahora más fuerza que nunca. Es más, las sentencias declaran que “todo el proceso de selección se ha llevado a cabo a través de un proceso mental de cada uno de los concejales delegados, procesando los comentarios obtenidos de los trabajadores afectados, en base a la rumorología incluso de personas ajenas al propio Ayuntamiento”. Grave parece que una administración pública actúe de forma arbitraria, pero aún más que esa actuación, que implica el aumento de las indemnizaciones a más del doble, tenga que pagarla el ciudadano. El ayuntamiento recurrirá, pero parece que el TSJA reiterará el fallo de improcedentes.

Mientras, el juez afina en torno a Gürtel. La UDEF saca a relucir su segundo informe donde refleja la irregularidad del procedimiento de contratación de aquel Fitur 2004 y señala a Isidro Cuberos, aunque además nombra a una de los técnicos que medió en el proceso. Ella guarda correos electrónicos que señala a quien los firma para cuando el juez la cite, parece ser. Nadie, que se sepa, ha pedido a Isidro que se mantenga fuerte.

La medida. Se ha desatado la locura e impresiona la enorme cantidad de sandeces que, de pronto, se dicen porque estamos en campaña; una carrera sin límites a ver quién penetra mejor en la mente ciudadana, no importa si con verdades a medias que son, en realidad, mentiras enteras. En no pocos casos, gente que no sabe ni lo que está diciendo, que ayer consultó tres datos en internet y hoy se presenta ante un foro social a dar lecciones de gestión pública cuando resulta evidente que no tiene formación ni capacidad alguna para gestionar la vida de los demás, y que ni tan siquiera siente vértigo ante tan enorme responsabilidad. Una insensatez colectiva y absurda; algo así como medir quién la tiene más larga. En este caso, la nariz.

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