El jardín de Bomarzo

Ocho apellidos

“España es el nombre que le hemos puesto a nuestra voluntad de estar juntos”. Iñaki Gabilondo

“España es el nombre que le hemos puesto a nuestra voluntad de estar juntos”. Iñaki Gabilondo.

Díaz, Susana (1). Con la decisión de no ir confirma la teoría de que da un paso cuando está segura que debajo hay suelo, nada de enviar su estética figura por el sendero de la aventura. Fortalecido liderazgo con esta enorme campaña nacional, se agarra a su prioridad inicial “que es Andalucía” porque el proceso selectivo final para el nuevo secretario general, pese a las presiones, no es acorde con la idea que tiene de ganar congresos. Cada gesto, cada intervención pública, cada secuencia, cada palabra las ha puesto en el sitio exacto; magistral puesta en escena política. Lo lógico ahora sería adelantar elecciones para noviembre haciéndolas coincidir con catalanas para, así, aprovechar todo este tirón, la ola de las europeas, la nebulosa mental del PP andaluz… Pero han de salirle las cuentas, ya que de lo contrario el peaje con IU le costará alguna consejería más a las ya cedidas. Por tanto, no dará ese paso hasta no estar segura de pisar firme. Por lo demás, prestará su apoyo a cualquier candidato excepto a Madina y lo hará a pesar de que anuncie mantenerse al margen para la “democratización” del proceso. ¿Quién, a estas alturas, puede pensar que Andalucía, esa que suma uno de cada cuatro votos en España, no va a influir en este trascendental relevo de poder? Moreno, Juanma (2). Continúa pisando moqueta madrileña con sus zapatos de gamuza azul –le robo frase a Sabina- sin advertir que este es terruño andaluz y pide suela ancha de goma; concede entrevistas donde emanan aromas de derrota y atascos en su bancada, interviene para hablar siempre de su oponente, que encantada le deja hacer, no le contesta, porque hasta que de ella hable mal le suma y lo prefiere y, agradecida, medita enviarle unos selectos habanos a Mariano, el lento, que ha influido de manera notable en la caída con dos años de desgobierno que ahora paga un PP-A a quien no se ve como alternativa. Moreno trasladará su residencia a Sevilla para, quizás, reorientarse mejor porque desde Málaga no termina de cogerle el paso a esto de opositar. Maíllo, Antonio (3). Pensé que fue un error de él y de los suyos alentar el debate monarquía o república –irrespetuoso e innecesario el espectáculo en camiseta-. Y concluí que el error era mío. Con eso no perderá ningún voto, al contrario. Seguirá pescando de ese PSOE que tiene “una honda tradición republicana”. Por lo demás, esperando sin desesperar mientras gestionan el crecimiento y, eso sí, sin perder de vista a Círculos cercanos. Pelayo, María José (4). En todos sitios conocida por Pepa –muy andaluz-. La pillaron con fotos y vídeos bailando en El Rocío, animada. Y eso no es malo, ni bueno. La situación actual, la política y el mundo a caballo en la aldea son, a mi entender, imágenes de una realidad presente distorsionada que mezclan realmente mal y que yo, de verme en el trance de aconsejar, evitaría. Será que esto de El Rocío nunca he terminado de verlo claro. Sanz, Antonio (5). Oficialmente está encantado con eso de haberle dejado el Senado a Moreno porque, advierte, “era lo lógico”, pero si no hay crisis de gobierno y su cuerpo no termina en Madrid de secretario de Estado junto a Arenas, Javier, o el que sea tras el verano y si en Andalucía su futuro está más que nada y sobre todo en Cádiz, como parece, debe meditar hacia dónde dirigirlo, me refiero a su cuerpo. ¿En la lista de Cádiz tras Teo y, desde ahí, quién sabe? Estos próximos meses y hasta septiembre se cerrarán muchas candidaturas para, llegados a la fecha, iniciar el proceso electoral camino de las municipales y, de ellas, a la configuración de la próxima Diputación. Veremos. Iglesias, Pablo (6). El líder de Podemos aparece en el buscador por delante del fundador del PSOE, ahí es nada -tal vez lo de ser padre de la casta cotice a la baja-. Se alimenta del caldo de cultivo que han generado las corruptelas de los grandes pero es ahora cuando en los llamados Círculos comienza la batalla campal por algo tan viejo como es el control del poder político interno, más cuando advierten sorprendidos que sin candidatos aparecen concejales suyos en encuestas como setas tras las primeras lluvias. El PP opina que lo de Podemos les viene bien porque desgasta al PSOE, que opina que les viene bien porque desgasta a IU, que opina que les da igual porque comen de lo que por la izquierda pierde el PSOE, que asegura que lo teme lo justo porque se va al centro, sale en procesiones, les regala flores a la Blanca Paloma, restituye pagas a los funcionarios y son tan monárquicos como republicados para, así, alimentarse del pesebre del PP, que opina… E Iglesias, llegado a este punto y mareado, no sabe si hacerse una trenza y largarse rumbo a Venezuela. Jiménez Barrios, Manuel (7). Aprobada por el Parlamento la Ley de la Transparencia esta semana, se dan todo un año para ponerla en vigor por “ser prudentes y no fallar”… -pasa palabra-. Dice el consejero que esta Ley se lo pone “más difícil” a quien quiera saltarse la legislación como sucediera en el caso de los ERE... –pasa palabra-. Y que, además, todo ciudadano tendrá la posibilidad de acceder a la documentación e información de cualquier asunto tramitado por una administración, entidad o agente social que reciba fondos públicos y la obligación de esta será la de contestarle en 20 días. ¿De verdad? Yo soy un ciudadano, estoy casi seguro ¿Sabe lo que me están haciendo? ¿Voy a poder pedir lo que quiera y en 20 días lo tengo y vengo aquí y lo casco con lo que me den o si no me lo dan y todo para goce y disfrute mío y del colectivo? ¿Sí? ¿Un año? ¿Voy a poder preguntar, por ejemplo, cómo se ha gestionado la concesión de los fondos Jessica anunciados por Magdalena Álvarez y concedidos a la Junta por el BEI, más de 80 millones, así sin más y me lo van a decir, firmado incluso por un atrevido funcionario y/o político? ¿Seguro? Qué chulo. E insisto: lástima que se mantenga el silencio administrativo, que contradice la esencia de una Ley que, al menos, incluye el régimen sancionador sugerido en las alegaciones presentadas por este jardinero de la tecla. González, Enric (y 8). Hijo de Francisco González Ledesma, padre literario de mi admirado inspector Méndez, buen periodista y gran escritor que con sus Historias de Londres, Roma, Calcio y Nueva York me ha regalado estos días ratos de lectura y viajes, cóctel perfecto para redimensionar el presente y darle su justa medida a tanta estupidez diaria –la mía, la primera; a veces me leo y ni yo me soporto-. Y es que cuando, apunto fino, tu mente navega por un libro y conecta y disfruta y enlaza con la idea de un texto bien narrado, no llega, insisto que no llega, pero se aproxima bastante a lo del sexo suave y lento, mágico, a lomos de una plácida tarde de verano. Sí, así estamos (já).

Que ruede. Este territorio nacional nuestro llamado España donde convivimos con diferentes ideas, idiomas, culturas y esencias corpóreas, quizás solo consensue sincero cuando rueda el cuero y el equipo nacional nos junta bajo ese paraguas que todo lo cubre y que se llama fútbol. Todos de rojo atentos a Brasil. No sé si Gabilondo, uno de los Ocho apellidos vascos que me sirve hoy para hilar, acierta con eso de que “España es el nombre…”, pero sí sé que enlataría ese sentimiento patrio para convertirlo en bebida energética de obligado consumo para ver si así, a lo Nadal, vamos. Me quedo esta semana con los libros bien escritos, con el fútbol apasionado en grata compañía, con las buenas intenciones vengan de donde vengan y, cómo no, con ideas para pasar una agradable tarde de verano antes de que suene el himno sin letra. El nuestro.

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