El jardín de Bomarzo

Griñán abre paso a Susana Díaz

Como ya anticipamos el pasado fin de semana, José Antonio Griñán va a abrir el proceso para su relevo como candidato a la presidencia de la Junta. Susana Díaz, la mejor situada para salir elegida este mismo julio

Aunque la mayoría de los presentes intuían el motivo de la convocatoria porque el trabajo previo estaba hecho, las caras de los ocho secretarios provinciales del PSOE -no todos al corriente- reunidos en torno a Griñán en San Vicente la tarde del pasado martes reflejaban lo que representa un cambio de ciclo en un partido como este. Porque el presidente de la Junta les anunciaba lo ratificado más tarde en el debate sobre el estado de la comunidad y es su intención de apartarse de la carrera electoral no siendo candidato por su partido en las próximas elecciones autonómicas, lo que abre un proceso vertiginoso para designar la nueva cara del socialismo andaluz y que terminará, salvo mayúscula sorpresa no prevista por casi nadie, en la designación de la actual Consejera de Presidencia, Susana Díaz, que de este modo puede convertirse en la primera mujer que presida la Junta en sus más de treinta años de historia.

Griñán ha decidido detener la escena política para hacer públicas unas intenciones que muchos dentro del PSOE-A intuían pero que en ningún caso pensaban se produciría ahora y tan rápido, lo cual suma en la cuenta estratégica de un presidente que con la decisión coge con el paso cambiado a casi todo el mundo. No va a seguir porque ronda los 68 años, porque está cansando, porque entiende la necesidad de propiciar el relevo generacional aquí y sobre todo allá, en Madrid, donde la noticia ha removido los cimientos del proceso de cambio previsto para el federal, teme además que la legislatura presente pactada con IU no se agote y ante el hecho de unas posibles elecciones anticipadas es oportuno dar este paso ya porque gana tiempo y más si, con ello, coge con el pie cambiado tanto a su oponente político, el PP, que sigue en la búsqueda de encontrarse a sí mismo y al que ha metido en un lío, como a ese segmento de críticos -30 por ciento tras el congreso de Almería-que regados por toda Andalucía cohabitan dentro del partido y a los que el anuncio les pilla con el folleto de vacaciones entre manos y, desde esta semana, pensando si irse a Eurodisney con la familia o participar en este proceso de primarias que empieza esta misma semana y que culminará con la designación del candidato antes de que acabe el presente mes de julio. Todo muy, muy rápido, con lo cual quien quiera participar en la disputa tendrá que olvidarse de la playa y organizarse para la pelea, de hallar hueco.

Tan rápido irá todo que este jueves se convocó a la ejecutiva regional para que esta, a su vez, reúna para el próximo martes día dos al comité director al objeto de crear las juntas electorales locales y provinciales para que los candidatos que lo pretendan logren el quince por ciento total de avales de la militancia necesarios –siete mil- para optar a ser designados candidatos para primarias y, en caso de que haya más de uno, se constituyan comisiones electorales regional y provincial para votar. De haber solo uno, como probable es, será designado candidato oficial del PSOE en otro comité director a finales de julio. Y a otra cosa.

Un cambio de liderazgo en un partido como el PSOE-A, que gobierna la Junta desde siempre no es desde luego cualquier cosa, menos cuando la principal aspirante a la sucesión es una Susana Díaz que despierta pasiones enfrentadas dentro y a la que le faltan quizás las cosas que aportan la edad y que tenían tanto Griñán como Chaves, pero en todo caso sabe que es su momento y lo apostará todo a ello porque, aunque con primarias de por medio, es la elegida, y meses lleva preparándose para coger un testigo que, por formas y maneras, casi oficialmente le ha traspasado ya Griñán en su proceder de esta semana.

¿Qué hará el PP? Tal vez en un golpe de sensatez decida ordenar su casa y tal vez concluya que a Díaz haya que enfrentarla con otra mujer de características similares que refresque el actual cuadro. Tal vez no, pero en todo caso pierde en la comparativa de los procesos de sucesión porque a este juego casi siempre le ganaron por la izquierda.

House of Cards. Seguramente haya quien concluya que lo escrito en este jardín hace solo unos días era, más que premonitorio, veladamente intencionado, en todo caso me quedo, de haberla, con la correspondiente gloria –cosas del gremio-, y remato hoy con el final de entonces. Griñán, cual Spacey del momento, ha decidido detener la escena y mirar a cámara haciendo públicas sus intenciones y lo ha hecho tras haber trazado un guión completo que le ofrezca el final pretendido y ese no es otro que acelerar al máximo el proceso de primarias para concluirlo antes de que termine julio y, al final, Susana Díaz sea coronada como la primera mujer que lidere el socialismo andaluz, al tiempo que acertadamente propone limitar a dos los mandatos y aprieta a un Rubalcaba que hoy habita dentro de sí mucho más incómodo que hace unos días.

Si los críticos tuviesen más tiempo, y por eso hablan de trasladar las primarias para después de la conferencia política prevista para octubre, el daño sería mayor, pero no y aún así para nada son descartables los movimientos durante las próximas semanas porque éstos, aunque menguados y limitados por el tiempo, nunca se distinguieron por quedarse quietos. Pero con el proceso medido por Griñán y asumido por Díaz poco es el margen, casi ninguno, y no duden que escrito y oculto está cómo se producirá el cambio de testigo para que Susana Díaz, una vez elegida candidata, asuma todo el protagonismo orgánico interno y político en la Junta y con el tiempo suficiente para elevar sus niveles de simpatía y conocimiento en la calle. Lo contrario sería insensato, provocaría bicefalias y dificultaría inútilmente el proceso.

En todo caso, concluyo, se escribe un nuevo capítulo en la historia de la política andaluza y solo el tiempo dirá si para bien o lo contrario, solo el tiempo medirá la participación de Griñán en una época marcada por la renovación interna en su partido, por los muchos procesos judiciales con los que ha tenido que compartir gobierno y por unos años de crisis donde ser gobernante no ha resultado lo divertido que antes era. El tiempo pone y quita y da y, al final, todo lo coloca en su sitio.

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