El Dedo

Vergüenza ajena

¿Hasta cuándo vamos a estar soportando ese enfrentamiento continuo y permanente entre unos y otros?

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Las vacaciones han dado a su fin. El Puerto empieza a despoblarse y en unos días volveremos a la normalidad, a la apatía y a la desgana, eso sí, más morenitos. Me entristece pensar que el Ayuntamiento empiece el nuevo curso a pleno rendimiento, políticamente hablando, porque las críticas, los insultos y las acusaciones, tanto de la oposición como del gobierno, se multiplicarán por 100.

¿Hasta cuándo vamos a estar soportando ese enfrentamiento continuo y permanente entre unos y otros?

Los portuenses sentimos vergüenza ajena y envidia sana cuando visitamos los pueblos de nuestro entorno, y es que hemos pasado de ser un tren de alta velocidad a convertirnos en un tren de mercancías.

Conviene recordar a todos que analicen cuando han estado en el gobierno o en la oposición donde solamente se ponían de acuerdo a la hora de fijar las nóminas, al igual que sucede ahora.

Señores munícipes: ustedes han sido elegidos en las urnas para que administren los impuestos que con tanto esfuerzo los portuenses pagamos, con la esperanza de que nuestra ciudad prospere y pueda recuperar el prestigio que siempre tuvo.

A veces tengo la impresión de que son muchos los que han hecho de la política una profesión y eso no es de recibo. La política ha de ser vocacional, aunque se remunere, y no un seguro no vida para tantos y tantos inútiles.

Que conste que no quiero ofender a nadie; allá cada uno con su conciencia, pero sepan que gobernar es rectificar y siempre están a tiempo y, sobre todo, no se dejen comer la oreja porque la adulación es como la sombra: no os hace ni más grandes ni más pequeños.

Cumplan pues con su deber, dejen atrás los rencores y hagan de El Puerto de Santa María una ciudad cómoda, limpia, acogedora y alegre.

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