El Dedo

Sorprendente

Tras varios meses de espera, hemos podido ver este pasado miércoles al presidente del Gobierno Mariano Rajoy declarando como testigo en la Audiencia Nacional

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Tras varios meses de espera, hemos podido ver este pasado miércoles al presidente del Gobierno Mariano Rajoy declarando como testigo en la Audiencia Nacional por el caso Gürtel.

Resulta sorprendente la expectación que había levantado este proceso, como si fuera el acontecimiento del siglo y, nada más lejos de la realidad, como decimos por estos lares, caca de la vaca.

Durante dos horas Mariano Rajoy ha ido contestando a los abogados de la acusación y a la fiscal con una tranquilidad pasmosa un aplomo increíble y una gran seguridad a todas las preguntas, casi siempre capciosas, que le estuvieron haciendo. A veces la sorna y la flema gallega hicieron acto de presencia en la sala.

En mi opinión, ha sido un juicio previsible e imprescindible. Tras el final del mismo, las declaraciones a la prensa donde el presidente del Gobierno se sentía muy satisfecho ratificando su colaboración con la justicia.

La oposición también se ha pronunciado y hemos podido observar, a través de las cámaras, como el secretario general del PSOE, con la cara descompuesta, pedía una vez más la dimisión de Mariano Rajoy y es que Pedro Sánchez, el del no es no, el obseso por gobernar, quiere llegar a la Moncloa sea como sea, aunque tenga que pactar con el mismísimo diablo que ahora, en vez de cuernos y rabo, lleva coleta, pero además es un irresponsable porque a dos meses del pretendido referéndum catalán España no puede quedar sin gobierno, aunque sería más irresponsable el Presidente si le hiciera caso.

Pablo Iglesias solo abre la boca para insultar: él no pide la cabeza del presidente sino la dimisión del gobierno, pero estoy convencido de que si pudiera despeñaría a todo el Partido Popular hasta hacerlo desaparecer en las turbias aguas de la política.

En cuanto a las declaraciones de Ciudadanos, siguen con su erre que erre sobre la regeneración de los peperos. Más les valdría mirar hacia dentro y definirse de una vez dejando de deshojar la margarita, me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere…

Ya está bien, caramba, dentro o fuera, no sean pusilánimes. Por último, preguntarle a toda la oposición qué les parecen los últimos datos sobre el paro publicados ayer. ¿Siguen pensando que hay que derogar la ley de la reforma laboral?

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