El día 6 de diciembre de 1978, el pueblo español ratificó mediante referéndum la Constitución aprobada por las Cortes en sesiones plenarias del Congreso de los Diputados y Senadores.
No cabe duda que esto lo sabemos todos o casi todos, incluidos los catalanes que, con más del 80% dieron el sí para acabar con los 40 años de dictadura, sin embargo aunque lo aprobaron, parece que no lo han leído, como puede deducirse de su afán, por parte de los dirigentes actuales de la Generalitat, de separarse del resto de España para convertirse en una república independiente.
Partiendo de la base de que España sin ella no sería España, como tampoco lo sería sin alguna de sus regiones, conviene recordarle a estos prepotentes lo que dice el artículo 2º de la Constitución y que reza de esta manera: “la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”. Y miren ustedes, se acabó la discusión.
Si, como dicen, quieren celebrar un referéndum, pongámonos de acuerdo y votemos todos los españoles, porque yo como tal tengo parte también en esa maravillosa tierra que ustedes están destrozando.
Estoy convencido de que el referéndum no se va a celebrar porque el Gobierno de la Nación no lo va a permitir, ya que tienen los medios necesarios, y además cuentan con el apoyo del resto de los españoles.
Así pues, señor Puigdemont, tiene usted dos opciones para elegir y las dos son malas para usted: la primera, presentar la dimisión por su rotundo fracaso y la segunda, ir directamente a la cárcel por incumplimiento de la ley.
Se lo recalco, señor Presidente Puigdemont, “dimisión o cárcel”.
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