El Dedo

Lo ético y lo moral

La ética y la moral son dos palabras que definen claramente las obligaciones de los hombres, la primera, y cuestión de entendimiento

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La ética y la moral son dos palabras que definen claramente las obligaciones de los hombres, la primera, y cuestión de entendimiento y conciencia la segunda sin que ésta concierna al orden jurídico sino al fuero interno y al respeto humano.

El Ayuntamiento de El Puerto, desde hace algunos años, está llevando a cabo la Inspección Técnica de Edificios (ITE) mediante el cobro de una tasa, como debe ser, velando por el estado de las fincas e inmuebles del casco antiguo.

Además, ha publicado un decreto para el adecentamiento de fachadas con una bonificación del 99% con objeto de presentar una ciudad decorosa, limpia y agradable a la vista de los que habitamos en ella y cuantos nos visitan. Una medida “digna de aplaudir”, pero que ya se venía aplicando en nuestra ciudad desde mediados del siglo pasado, a la llegada del verano, con la edición de un bando recordándole a los portuenses que podían reparar las fachadas de sus casas sin tener que pagar licencia de obra, ocasión que algunos aprovechaban para hacer pequeños arreglos dentro de las viviendas.

Los pueblos son fiel reflejo de las personas que las habitan, sin duda, pero también deben recibir el ejemplo de sus dirigentes que, una gran mayoría de veces, dejan mucho que desear y a las pruebas me remito.

El área de Urbanismo y Patrimonio ha enviado un montón de decretos para que se hagan las obras pertinentes de reparación, resanado y consolidación de edificios ante el riesgo de derrumbe, con la advertencia de sanciones e incluso de expropiaciones de acuerdo con la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía; y estoy de acuerdo con la actitud del concejal Ángel Quintana. Por ética está más que cumplido, pero moralmente le queda mucho camino por andar y debería pasarse por la calle Pozuelo nº41, donde estuvo la Concejalía de Juventud, y comprobar el estado de abandono en que se encuentra, llena de escombros, cristales rotos, hierros oxidados, hierbas en los pretiles, humedades y, en definitiva, un estado de abandono total.

Es de suponer que también requerirá al señor Alcalde, ya que la propiedad es municipal, para su reparación; de no hacerlo, me pregunto con qué autoridad moral puede exigir a los demás.

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