Es imposible gobernar una ciudad de 80000 habitantes, como es el caso de El Puerto, con ocho concejales y un alcalde al frente de ellos.
David de la Encina no se entera o no se quiere enterar que necesita gente a su alrededor que le ayude a soportar tan pesada carga, pero me temo que no ha sabido elegir, o quizás otros han elegido por él imponiéndole personas que no miran por los intereses del pueblo sino por los del partido.
No es la primera vez que lo digo ni será la última: en política el enemigo se tiene dentro y lo mejor que se puede hacer es sentárselo a su lado. Gobernar no es mandar ni siquiera teniendo mayoría, gobernar es saber rectificar y siempre se está a tiempo.
Además, los más efectivos gobernantes son los que menos ruido hacen y creo que este no es el caso.
Pienso que debe mirar a su alrededor para ver la cantidad de funcionarios que tiene en los que puede depositar su confianza, compartan o no su ideología, con gran experiencia, lealtad y amor a El Puerto y de esta manera poder soltar parte de los problemas que le agobian; ellos le darán solución.
Hay que delegar funciones, pero sobre todo hay que saber delegar y, por supuesto, vigilando continuamente que no se hagan promesas que no se pueden cumplir… porque conozco a muchos que prometen construir un puente donde no hay ningún río.
Cierro mi artículo recordándole a nuestro alcalde la promesa hecha a un amigo sobre la creación del Museo del Pescador que pondría en marcha en 10 días, y ya ha transcurrido un año.
Gobernar no es mandar sino saber rectificar.
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