Tras el balance político ofrecido por nuestra primera autoridad el pasado día 8 de enero después de 18 meses de gobierno municipal, he de reconocer que sólo el valor, el optimismo, la ambición, el dinero, la fama, la locura o la ignorancia pueden llevar al ser humano el sacrificio personal.
Analizando cada uno de estos términos, empezamos por el valor, que es la cualidad que se tiene para acometer grandes empresas arrostrando los peligros y, sin duda, el regir los destinos y el desarrollo de un pueblo están siempre presentes.
En cuanto al optimismo, es como un sueño inalcanzable como consecuencia de las armas que tiene para lograrlo. La ambición es el deseo de conseguir el poder, que me parece legítimo, pero ha de saber que los palos en las ruedas se los ponen los de dentro, a los que debe vigilar como le dije en mi artículo de la pasada semana.
El dinero es un bien necesario para vivir, aunque me consta que no es su prioridad, pues bien sabe que, siguiendo en el cargo, le sería respetada la cifra. En cuanto a la fama, que no es más que la opinión de la gente, puede ser buena o mala, según su comportamiento y debe ser el mismo y, si no, pulse el criterio del pueblo.
Quizás la locura ande rondando por su cabeza, lo digo en sentido positivo no por falta de juicio, sino por esa alegría y optimismo que exterioriza a pesar de los sinsabores que lleva dentro; y por último, respecto a la ignorancia, lo que no es su caso porque lleva años más que suficientes para saber lo que es la política local, y si así no fuera debería abandonarla y subir algunos peldaños porque conocimiento y apoyo no les faltan.
Si se quiere triunfar hay que rodearse de gente más grande que uno… termino con las mismas palabras de nuestro alcalde en esa entrevista del pasado día ocho: “me siento muy orgulloso de esta ciudad”. Y pregunto: ¿se siente esta ciudad orgullosa de su alcalde?
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