Finalmente tendremos gobierno de la nación después de 10 meses de incertidumbre, meses durante los cuales los españoles hemos estado sufriendo las impertinencias de los partidos políticos cuyo único fin ha sido conservar el puesto de trabajo, sin trabajar, cobrando un salario que no se merecían.
Oro gallo cantaría si mientras dura la gobernabilidad no cobrarse, seguro que se hubieran puesto de acuerdo al día siguiente de las elecciones. El daño que han infligido al pueblo español no tiene parangón desde los tiempos de la dictadura y quiero pensar que en unas futuras llamadas a las urnas lo van a pagar con creces.
La sinrazón, la cabezonería, la intolerancia, el egoísmo y, en definitiva, las ansias de poder de algunos de los miembros de los partidos que todos conocemos, nos han podido llevar al mayor desastre económico jamás imaginado.
¿Por qué tenemos que cargar con las divisiones internas de los partidos? ¿Qué tenemos que ver con sus desavenencias?
Por suerte, en el Partido Socialista, personas sensatas han puesto fin a los aires de grandeza de un descerebrado y a su corte de aduladores, y ya saben, quien oye aduladores nunca espera otra recompensa.
El que hasta hace unos días ha sido el secretario general de los socialistas ha dejado al partido más partido que nunca valga la redundancia, donde el Comité Federal enfrenta a 139 a favor de la abstención y 96 en contra; esperemos que respeten la votación, en caso contrario que tomen las medidas oportunas como corresponde a un partido con tanta historia.
Termino con un simple apunte, porque por causa de no tener gobierno se han perdido durante estos 10 meses 33000 adopciones. Alguien debe asumir la culpa.
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