El Rey

Son tiempos duros y un ego dispuesto al servicio de súbditos no estorba; tranquiliza

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El Rey ha cumplido 49 años sin conmemorarlo. Yo andaba queriendo decir cosas de él y voy a aprovechar en este rincón. Me cae bien que no lo celebre y me cae bien él, sobre todo. Es muy conforme con su imagen austera y con los tiempos que corren, no es mala decisión; al menos indica templanza y lejanía del propio ombligo. No lo hubiera aconsejado, pero una vez hecho, me parece de perlas coincidir con el espartano acuerdo de dejar un cortejo sin merendola. Me refiero a funcionarios de su Casa implicados, si los hay, o simplemente a él y cercanos con quien haya trascendido el comentario. Son tiempos duros y un ego dispuesto al servicio de súbditos no estorba; tranquiliza. 

He de decir que aplaudo también las actividades que nos ha dejado contemplar la censura en cuanto se ha sabido de él por los medios y en los que se aprecia ponderación y buen tono en el último atasco político hasta su solución muy aceptable y conseguida con su esfuerzo y el buen hacer desde su rango. Hablo desde la humidad del pueblo al que trascienden con orden bien sentado las gestiones de los encumbrados.  Así en la diligencia y acierto al buscar pareja como Reina en la persona de doña Leticia, buena esposa según aparece y buena madre, que avala su valía para con los súbditos.  Yo no hago juicios de su real persona, no lo intento ni, aunque lo quisiera dispondría de información fehaciente que me respaldara. Pienso que, teniendo que soportar críticas sobre su entorno familiar cercano, él pierde elogios y es injusto. Me atrevo a juzgar su mandato y situarlo donde corresponde: si reina como empezó y termina con este mismo espíritu, se augura un tiempo feliz y lleno de ventura.

Si el Rey lo propicia y la Parca lo permite, viviremos felices bajo su reinado. Libres de enemigos y dispuestos junto a amigos, se puede gozar de cuanto nos colma en esta vida bajo el toldo protector de un responsable consagrado. Pero a veces compensa tan sólo verse en manos apropiadas en un clima de dignidad y en un intento sensato, y eso presenta buena cara hasta el momento. Así lo veo y así lo intento divulgar para satisfacción y buen ánimo de todos, que es necesaria la confirmación que reafirme. Ojalá resulten personas normales que formen una pareja normal para un normal desarrollo en sus relaciones con los súbditos, así de sencillo es lo que se desea. ¡Y cuánto equilibrio social supone esta meta para un país! Está en que a ellos les llene de satisfacción verse queridos y busquen a este pueblo día a día para sufrir y gozar con él. No hay destino mejor para ambos y para sus hijas

 Creemos con honradez que la Reina Sofía hizo bien su tarea educativa en su día y él prestó su interés en la medida: no hay parangón mejor que esta semejanza fiel del hijo con la madre. Pensamos injusta la marejada contra la familia real de estos días si empaña los elogios bien merecidos del Rey Felipe VI en ejercicio, por su desempeño de obligaciones hasta el momento. Nos unimos a las alabanzas hacia este Monarca nuestro, que ha dado muestras bien sobradas en tan poco tiempo de madurez y bien arraigada honestidad. Enhorabuena para todos y pedimos al cielo lo mantenga en esta buena disposición hacia su Reino. Gracias, majestad, y que encuentre en sus súbditos el justo y leal agradecimiento que corresponda.  Tan justa debe ser la crítica como el elogio cuando se hacen desde la lealtad y el buen criterio.  Proclamamos así desde esta humilde página el mensaje, creyendo encarnar el sentir de nuestro pueblo: así el pueblo y Torremolinos son de agradecidos en su corazón universal y sencillo.

Sabemos que nuestro centro urbano es expresión y resumen de estabilidad internacional y de aceptación de nuestra realidad política simbolizada por el monarca: nos sentimos orgullosos de acoger en nuestras plazas a esta representación del mundo libre, que es el turismo en paz bajo el sol acogedor de la concordia. El buen hacer de Su Majestad es el fundamento de este bienestar, lo sabemos agradecidos. Y tenemos bien presente que todo es la fiel consecuencia de comportamientos ajustados y acordes con la armonía social que emana desde arriba. Es de justicia agradecerlo y esta columna humilde quiere ser el testimonio de una realidad que salta a la vista a través de su ocio. Aun dentro de la casa real cada cual apechugue con su credo. Yo hablo del Rey en funciones, que no es justo salpicarlo con lo ajeno y menos privarlo del mérito adquirido porque estas injusticias repercuten en el pueblo sencillo, que es uña y carne con él. Esto quería decir, rey y pueblo: este comentario no es baladí, Torremolinos es pueblo y pesa en el concierto social si es que el ocio es un criterio. Aquí toman café juntas las gentes de Europa. Y en cada velador se estima a Felipe VI. Puede venir a verlo si no Su Majestad.

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