Al día

Poseer cosas da fortaleza y nos separa de la comunión humana. En el corazón hemos almacenado mercancía devaluada y ya no cabe más.

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La sociedad de hoy deshumanizada achaca la falta de cobertura social no a un fallo de la comunidad sino al fracaso del propio individuo. El trabajador y el joven están de esta forma desmotivados y no se puede rendir sin aliciente. La culpa es de los padres, se dice acerca  del joven, y no es así. ¿Qué padre no quiere lo mejor para su hijo? Y si no lo consigue, ¿qué vicisitudes no habrá sufrido hasta llegar a este extremo? Al padre normal no le resulta indiferente; supone estar  enfermo, física o moralmente, el abandono de un hijo, y se dan algunos casos. Los problemas de la calle no se acaban con tu hijo, siguen constituyendo el medio para otros muchos. La escuela no ha recibido fuerzas para contrarrestar esta influencia y el estado moderno contempla pasivo cómo se catalogan pupitres fomentando las élites. Escuela de pobres, ahí está todo..

 

La escuela pública, como receptora del grupo social, está desacreditada, se intenta hacer de ella un contenedor donde revolver lo despreciable. Hay maestros que acompañan con su apatía, pero una mayoría merece el agradecimiento de su interés casi suicida. Parece que el futuro se anuncia pesimista con la educación dividida. Los recortes han paralizado las ayudas sociales y ahora comienza un ciclo de renovación que tape el retroceso. Ya está hecho y es patético el discurso glorificando las ruinas convertidas en triunfo. Es lástima que un grupo de españoles cambie el sentido del bienestar por un poder injusto que divide el tejido social y trae graves consecuencias a todos, no hemos aprendido nada. La derecha, igual que la izquierda, da cobijo a una minoría que, con odio o egoísmo prepotente, busca desestabilizar el orden social. Viven de esto y se permiten desacreditar lo sensato. Forman una casta, sin duda.

 

Hay que conseguir una mayoría estable por medio de un sistema educativo eficaz y un maestro elegido de entre los buenos que siembre concordia y eficacia. Nada menos y nada más, porque el resto sobra. Ni canciones ni discursos que envuelven palabras engañosas ni formaciones marciales ni miras sublimes; tan solo la vida digna de trabajo y de paz para el hermano que habita  el entorno. No será posible encontrar a España si no buscamos el gesto laborioso y honesto del surco cercano y no la palabra altisonante del arco iris arrogante del sermón. España en lo sencillo, en lo llano, como el calor de una madre, y tan auténtico que es único entre todo. El amor a la patria es una pura emoción que se hace sentimiento en el recinto misterioso de la hermosa edad escolar, después ya no. Cuidado con el maestro, que él tiene el secreto.

 

Nacemos para recibir amor, el corazón está abierto y preparado. Y es necesario amar para ser amado, en coordenadas humanas, en espacio y en tiempo. Vivimos en corro y en un calendario, no en otro. Las lunas nos marcan el camino y unimos los hombros para alcanzar horizonte, no hay más. Todo el trayecto es humano. Algunos se distraen con las cosas y las atesoran y les sorprende el final. ¿Es mejor ser ricos que humanos?

Este es uno de los enigmas como la esfinge tebana.  El primero que abre la puerta a una tradición humanista y bien templada, al servicio del pueblo. Hoy hablábamos de la  felicidad y olvidábamos el supuesto: este tema no se trate sin estar de vueltas, sin traer lleno el cántaro de la experiencia. La vida es un catar colmenas y quién sabe si lo que  quede deslumbrante sea la variedad de cada interior. El hombre en su interioridad es colmena que retiñe y retiñir es vibrar. Yo quiero alma vibrante ante la realidad humana, como un vaso de cristal, que acoge las notas concertadas.

 

Dicen los sabios que nos cuesta sintonizar en este ejercicio casi infantil, porque seguimos un cierto impulso primario que nos inclina a hacer tesoro. Poseer cosas da  fortaleza y nos separa de la comunión humana. En el corazón hemos almacenado  mercancía devaluada y ya no cabe más. Y queda fuera el hermano, que esto es vivir,

y no consigo vaciar las baratijas para hospedarlo. Estoy hablando en lenguaje cristiano,  que es nuestra cultura, pero es igual en literatura hindú, que es tan humana. Rabindranaz Tagore me daría la razón, que amaba al hombre, y seguro que se inclinaría sobre él y me trasmitiría ánimo. Sería muy pobre el florilegio de amor humano puro si lo editáramos y el de guerra muy apretado. Esa es la causa de infelicidad más importante, Miguel, y la razón por que buscamos ocasiones que no encontramos. Hemos decidido ser felices con  un trozo de metal noble en el bolsillo y nos produce roce. ¡Pero si es oro! ¡Con él podremos tenerlo todo! Y este hombre dicen que acabó sentado para evitar el roce y pensando ¡qué bien este compañero de bolsillo! Se sentía seguro y hasta parecía feliz.

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