El espíritu cristiano

La debilidad se disimula con poder. Pero es el amor el que sale victorioso y al final se impone.

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Antes venía el hombre borracho a casa y le pegaba a la mujer; ahora es que la mata. Este pobre cura, en la homilía de una comunión, se atreve, como cualquier viejo vulgar, a enjuiciar una época comparando con la anterior, y, desde el atril litúrgico,  resulta la simpleza más chocante que sentados en la plaza. Sobre todo cuando queda recogido todo el discurso en un video para los restos. A un sacerdote es necesario exigirle mayor rigor. En una parte de su perorata habla de las dos épocas poniendo de contraste el  espíritu cristiano, ‘que se ha perdido’: ergo dentro del espíritu cristiano entraba pegarle a la mujer. Al menos es un fallo de rigor intelectual y es imperdonable la mala selección de los rectores que esto supone, o al menos se da esa impresión ¿No se podían celebrar unos cursillos acelerados de puesta al día, Sr.  Obispo? En democracia y esperando hacerle vez al concilio, se llega tarde en muchas cosillas. ¿No será un culto residual al más puro macho de cierta época? Si es así, sería cosa de la Conferencia Episcopal, que debía ponerse y poner al día.

 

Posiblemente haya que hacer hincapié más en el espíritu de servicio al hombre y menos a una clase social, que la ideología no cabe en el espíritu de la iglesia. La doctrina de Cristo es sencilla, el hombre siempre y sólo él, sin tener en cuenta riquezas, poder o cualquier otro aditamento entre las que se incluyen pobreza e ignorancia. Es que los malos no son de fiar. Pues por eso has de amarlos y ponerte a su vera para que evolucione la obra de Dios en ellos. Tu amor propio déjalo y en su lugar pon espíritu de servicio en el Señor. Visto desde fuera es así de fácil, pero no me atrevo yo a pronosticar en terreno tan resbaladizo tras los lances de los inquisidores del medioevo. Dicen que el obispado de Jaén no ha estado muy contundente en su raquítica nota en que no desautoriza al cura, pero quizás sea exceso de celo de los oponentes a la acción de la iglesia, que siempre encuentran las gafas empañadas.

 

Aparte la tendencia de cada cual, el curita no ha estado muy sembrado, pero la verdad es que ha rectificado y ha quedado como no muy experto en picardía, que también es necesaria para la actuación pública. De todas formas veo más que nada restos de otras costumbres antiguas, que ya hoy día no caben, por supuesto. El machismo no tiene sentido en el siglo de los derechos, como debe ser, y de la diversidad, en que el aporte de ambas experiencias se hace poco. La violencia de género ha calado con viveza en esta sociedad muy sensible a la injusticia y muy necesitada de una iglesia que ampare bajo su manto una unión firme en el matrimonio. El futuro de la sociedad pende en gran manera de esta institución que ha de reforzar su misión dentro de la educación. Espíritu cristiano, que se dice, al hombre, y que coincide con la ética razonada y sensata. Que lleva al camino recto al hombre de hoy deformado por el producir.

 

La mujer no produce, tan sólo como madre hace hombres semejantes a Dios y amigos de su obra, cuando lo que importa es el dinero. De ella depende el grado de humanismo y el tono cristiano de esa sociedad que viene caminando por la modernidad  y aprende en sus brazos que hay hermanos.

 

Esta vida es cuestión de afecto, de sentimiento, de amor. El cristianismo lo predica y de su práctica depende el tono social, que ninguna doctrina fuera de él y sí la justicia desnuda y el rigor. No se consiguen las metas del humanismo sólo exigiendo y sin sitio para el convencimiento, la ilusión y la esperanza. Ni es posible vivir sin renuncia a nosotros mismos en aras del semejante. Es aquí donde aparece la mujer y a través de su maternidad el ejemplo vivo de la naturaleza. ¿Cómo se podría hablar de sacrificio si no en esta relación de renuncia a favor del débil en que nos implica el mensaje de la Cruz?

Yo estoy convencido de que es la única esta doctrina que en teoría tiene solución, fuera de ella solo hay egoísmo. Y esto explica su difusión. Algunos quieren sustituir providencia por amaño de Constantino en alianza con los poderes espirituales. Es tema interesante si se pasa de la historia a la antropología en un puente misterioso que sólo lo deja visible la buena voluntad. Yo creo en el espíritu cristiano y lamento su implante lento debido a la cortedad del hombre. La debilidad se disimula con poder. Pero es el amor el que sale victorioso y al final se impone. Hasta el tirano más temible está deseoso de afecto, de ojos misericordiosos que lo comprendan. Hay muchos dramas mal resueltos en la vida del hombre que se satisfacen tan sólo con una buena voluntad en la contemplación afectiva. El Dios cristiano lo es de misericordia antes que de justicia, de trato cercano, de Dios hecho hombre para alinear su hombro y dar fortaleza.

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