La Marca España

El hijo de Andalucía es temperamental, sensible, emocional; no puede valerle el mismo plan de estudios que a un castellano.

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En realidad esta vida se reduce a dos posturas: los que pueden estudiar o no, los que comen o se mantienen como pueden, los que trabajan y los que son servidos, los que van al teatro y los que gustarían de ir, y así un montón de disyunciones que dejo a la imaginación. Hay variedad siempre en las dos caras así como todos distinguimos quiénes de derechas y quién no, sin necesidad de enunciar una definición. Una característica ahora puede ser una cierta insensibilidad al recorte y muy por el contrario en otros; en realidad la gran mayoría de los sin empleo viven situaciones de angustia sin esperanza de ayuda. También puede medirse el humanismo.

 

Tenemos muchas horas de sol, biología pura, y somos sensibles para lo bueno y para lo malo por igual. Así, cuando nos inclina la vida hacia el bien, podemos ser los más espléndidos de la tierra y lo mismo al revés, otro par que avala la tesis. No nos andamos con medias tintas: una persona es o asquerosamente mala o buena casi empalagosa, no valen los grises. Y todo  esto juzgado desde la subjetividad. ¿Y nos hemos parado a pensar que estos errores de raíz sólo se corrigen en la edad de la maduración? Quiere esto decir que haciendo un proyecto educativo que cubra ese objetivo. El hijo de  Andalucía es temperamental, sensible, emocional; no puede valerle el mismo plan de estudios que a un castellano. ¿A nadie se le ha ocurrido esto o es puro disimulo, que sonrojan los presupuestos de la escuela y los de formación del maestro para este desempeño? ¿De verdad creéis que es superior el dinero que se gasta en el rezo? Tampoco se le ha ocurrido a nadie y se sigue creyendo que es importante tener contento a Dios por medio de los bancos. La marca España, señor ministro, la resaltan los que hacen el mal y no los que protestan la injusta situación. Han inventado birlarnos el monedero y afearnos el descubrir la maniobra, bonita lógica. Dios no predicó dinero, solo amor.

 

Los europeos bajo control y los de élite nos quieren avergonzar, cuidado de no coger complejo. El hombre es igual en lo esencial y en las más pequeñas diferencias. En todo país hay corrupción, dejar al otro detrás, aprovecharse. Solo que nosotros nos hemos incorporado tarde y lo hacemos sin sutilezas. Ellos saben esconderlo bajo la alfombra, nosotros lo publicamos con dejes de masoquismo porque aún no hemos progresado en hipocresía. No pueden dar ejemplo de nada siendo hombres; sorprende por fuerza este  espontáneo proceder de nuestra índole mediterránea que no disimula contra la dureza de su virtud esquinada. Es cosa de sol. La realidad cruda de lo humano es unos cuantos dominando a los demás camuflados en proporción a la civilización. El funesto comunismo hizo posicionarse con más sutileza al sucio capitalismo y ahí sigue más peligroso por más eficaz. Nos acusa de no cumplir los compromisos, que quiere decir no doblegarnos a sus intereses, ¿Son posibles esos compromisos financieros? ¿Nos encontramos atrapados en compromisos insalvables con los recortes de aliados internos? Es irrecuperable ya el estado del bienestar. Y nuestra libertad a pesar de que nos ganamos sus costos. Y no reaccionamos, porque el problema no es una crisis sino una zanja de la que no saldremos solos y nadie nos ayudará al hundirnos más. Somos prisioneros de Europa por una izquierda estúpida que analiza a destiempo las consecuencias. Sólo vivirá feliz una minoría que administre intereses foráneos y no el pueblo que estará sometido a la crítica y la amenaza en vuelta a las pirámides egipcias. Mitad del año en el quehacer agrícola y el resto en la construcción faraónica. Y en vilo.   

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