Los sondeos han reflejado de forma frecuente el malestar de una parte significativa de los sevillanos por la suciedad que observan en la ciudad, hasta el punto de que al hacer bandera la oposición de este problema el gobierno se vio obligado hace meses a anunciar una reestructuración de los sistemas de trabajo de la empresa municipal de la limpieza (Lipasam) y un zafarrancho en diversos barrios extramuros. Siempre nos ha llamado poderosamente la atención la disociación existente entre las quejas ciudadanas por la suciedad y la responsabilidad por esta situación, como si nosotros, los vecinos de Sevilla, no tuviéramos nada que ver con ella y fuera imputable sólo a los turistas que nos visitan.
Por eso hemos abogado una y otra vez por la educación ambiental como única manera de que los sevillanos tomemos consciencia de este problema y asumamos que la limpieza de Sevilla, de cuya belleza presumimos, depende esencialmente de nosotros mismos. Y en esta línea hemos de felicitarnos tras conocerse que en 2017 se ha batido un récord de participación en el programa de educación ambiental de Lipasam: 52.844 personas, preocupadas por qué pueden hacer por mejorar el aspecto de Sevilla. Esta cifra supone que uno de cada trece sevillanos se ha mentalizado sobre la necesidad de corresponsabilizarse de la ciudad, porque Lipasam no puede poner un barrendero detrás de cada uno de nosotros.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
