E n el juego de tres (nunca) en raya del Gobierno, la Junta y el Ayuntamiento a cuenta de la ampliación del Metro, no ya siquiera a una línea completa (la 3), sino dejándola a medias entre Pinto Montano y el Prado y difiriendo “ad calendas graecas” su continuación hasta Los Bermejales, cambian las reglas. Durante años, la maniobra dilatoria y de distracción consistía en ver quién (no) pagaba primero. Las tres Administraciones mostraban en público, por aquello de no malquistarse con los electores, su aparente predisposición a financiar la ampliación del Metro, pero a condición de que fuera otra la que primero consignara la aportación económica en sus Presupuestos.
En esa posición inmutable se produjo un cambio hacia una situación digamos intermedia cuando la Junta y el Consistorio movieron ficha y le enviaron al Ministerio un mero protocolo de intenciones mostrando su disposición a pagar, siempre que el Gobierno rubricara el documento. Pues bien, ahora el ministro de Fomento ha “bajado” hasta Sevilla y ha dicho que antes de hablar de dinero hay que hablar sobre el proyecto técnico, que está redactado desde hace años, con lo cual podría plantearse su hipotética reevaluación por el Ministerio. Cuando teníamos el proyecto elaborado se hablaba de dinero y ahora que parecía despejada la financiación se habla del proyecto técnico. Aquí, ¿qué es lo primero, el huevo o la gallina?
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