El presidente de Cáritas Andalucía, director de la organización en Sevilla y ex delegado de Urbanismo del Ayuntamiento hispalense, Mariano Pérez de Ayala, ha declarado que “empieza a extenderse que estamos saliendo de la crisis y se aprecia una relajación en la solidaridad, pero siguen existiendo hombres y mujeres en situación de pobreza y exclusión porque esta parte de la sociedad no lo ha notado”.
Efectivamente, aunque los datos macroeconómicos indiquen una recuperación del PIB al nivel del año 2008, lo cierto es que esa producción de riqueza se efectúa hoy con un millón de trabajadores menos y por tanto condenados al paro. En Sevilla, mientras en 2015 Cáritas atendió a 384 personas sin hogar, el año pasado prestó ayuda a 520, un 35% más, a pesar de que a efectos estadísticos se estaba acelerando la recuperación económica.
Hay, por decirlo así, una sociedad de dos velocidades: la de aquellos que gradualmente han ido volviendo a la normalidad y la de quienes aún no lo han hecho y van a tener difícil o imposible hacerlo porque han quedado excluidos del mercado laboral y sin ingresos. Y mientras el Ayuntamiento de Sevilla ha mantenido su aportación económica solidaria a Cáritas, la de la Junta ha pasado de 1,2 millones de euros a tan sólo 0,3 millones, un 70,5% menos, dato demostrativo de que la prioridad del Gobierno autónomo no son precisamente los pobres sevillanos y andaluces.
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