El auditorio del Higuerón Sur es otra muestra de patrimonio público desaprovechado por falta de criterio, recursos y utilización, un hermano menor de la Gavidia. Hay que preguntarse por qué se decidió construir un auditorio en un polígono industrial de la periferia mientras en plena crisis se cerraban espacios culturales por falta de financiación y ya teníamos infrautilizado o sin abrir siquiera dos auditorios en la Cartuja, el de la Expo y el de la SGAE (coste de 70 millones).
El resultado del abandono del auditorio del Higuerón Sur, erigido sin saberse para qué y sin dotación económica ni programación, ha sido su saqueo a manos de esa otra lacra llamada vandalismo. Al tratarse de un patrimonio municipal sería necesaria la convocatoria de un concurso público para una posible concesión y gestión privada en caso de que el ICAS, en disolución, no quiera asumirlo.
En ese sentido, el ofrecimiento del Consejo de Bandas sería una solución que vendría como anillo al dedo. Por una parte, garantizaría la conservación del espacio de la mejor forma posible: mediante su uso permanente. Por otra, permitiría que las bandas tuvieran una sede estable y digna donde ensayar, y no como hasta ahora, debajo de los puentes, en los parques o en la calle y en conflicto con los vecinos, y también podrían celebrar allí sus propios conciertos. Es una oferta de las llamadas “win-win”, de esas en la que todos ganan.
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