El delegado de Seguridad, Juan Carlos Cabrera, ha hecho un llamamiento a propietarios de bares del Paseo de Colón para que tengan en cuenta el derecho al descanso de los vecinos y “el coste que supone la inspección policial un día sí y otro también”. Cabrera dice que “no es de recibo que vayamos un sábado por la noche y se tenga que denunciar a establecimientos ya denunciados el viernes”.
¿Y por qué ocurre esto y los contribuyentes tenemos que pagar el sobrecoste de las continuas inspecciones? Se colige la respuesta: porque la sanción que se impone -y habrá que ver si se cobra y cuándo- a los dueños de esos locales que incumplen la Ordenanza contra la contaminación acústica al poner la música a gran volumen supone para ellos un coste menor que el beneficio que estiman les produce mantener su actividad vulnerando la normativa.
Ha ocurrido lo mismo con las terrazas de verano sitas en el entorno del Parque de María Luisa, donde todavía en puertas del mes de noviembre no han cumplido las órdenes dictadas por Urbanismo en julio de que retiraran los veladores que colocaron sin licencia en los espacios libres. Si el gobierno local clausurara los establecimientos reincidentes y las multas impuestas fueran disuasorias de verdad, esas situaciones no se producirían y no veríamos a todo un delegado implorando que se tenga en cuenta el coste de desplegar a la Policía. Patético.
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