Editorial Sevilla

Son los que están

La Zona Franca ha arrancado por fin tras cinco años y medio pero sin ninguna de aquel centenar de empresas que iban a instalarse

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Con la Zona Franca ha pasado como con el cuento del lobo: se ha dicho tantas veces a lo largo de los últimos años que había arrancado que cuando lo ha hecho realmente casi ni nos lo hemos creído. Y sí, ha pasado por su control el primer camión de la primera empresa que allí opera, pero al igual que una golondrina no hace verano, un camión tampoco implica que, como proclama de forma triunfalista una vez más el discurso oficial de la clase política, tengamos ya un “motor de desarrollo económico, riqueza y empleo”.

Para eso sería condición “sine qua non” el completo desarrollo del recinto aduanero, del que todavía tenemos una versión “mini” porque en los cinco años y medio transcurridos desde que se anunció la reactivación del proyecto sólo se ha sido capaz, y ello gracias a prórrogas  concedidas por el Ministerio de Hacienda tras el agotamiento de los plazos establecidos, de hacer el cerramiento perimetral de la zona de Torrecuéllar, muy lejos aún del 1,2 millones de m2 posibles.

Además, la primera empresa operativa y la media docena que están a la espera de acogerse a los beneficios fiscales son las mismas que ya estaban allí antes de que se aprobara la creación de la Zona Franca. Son las que están y no hay noticias de aquel supuesto centenar que se iba a implantar en cuanto se activara el recinto. Hasta que no lleguen nuevas empresas no deberíamos lanzar las campanas al vuelo.

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