Ha puesto el dedo en la llaga el portavoz de Ciudadanos, Javier Millán, cuando dice que el llamamiento de Espadas a que quien tenga un proyecto para la Gavidia lo ponga sobre la mesa es una confesión pública de que carece de modelo de ciudad. Según Millán, el proceso ha de ser a la inversa: el alcalde debe presentar su modelo para Sevilla, y concretamente para la antigua comisaría, y luego buscar los fondos necesarios para ejecutarlo y adaptar el planeamiento urbanístico si fuera necesario.
Lo cierto es que el gobierno local, al cabo de dos años rigiendo los destinos de Sevilla, sigue sin saber qué hacer con el inmueble, hasta el punto de que en primera instancia abrió el debate sobre si no era mejor demolerlo directamente dado su estado de abandono, con lo cual dejó en evidencia el incumplimiento de su deber de conservación que la ley impone a todo propietario, y máxime en un bien protegido patrimonialmente como éste.
En cualquier otra ciudad de renombre universal como Sevilla disponer de un edificio libre como el de la Gavidia en pleno corazón de su casco antiguo sería una oportunidad única para captar un gran proyecto asociado a, por ejemplo, las nuevas tecnologías. Como aquí somos como somos y estamos instalados permanentemente en el sota, caballo y rey, cualquier salida de ese guión convierte la oportunidad en un problema, en vez de al revés. Marchando otro hotel.
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