Centenares de alumnos de colegios de Sevilla y su provincia protagonizaron hace unos días una protesta contra las altas temperaturas que sufren en las aulas y, convocados por las más de 70 asociaciones de padres integradas en el colectivo “Escuela de calor”, acudieron a clase en traje de baño y portando sombrillas, neveras y sillas playeras, entre otros motivos alusivos.
La respuesta de la consejera de Educación, Adelaida de la Calle, ha consistido en decir que el aire acondicionado no es aconsejable en espacios con niños; que la refrigeración “beneficia pero perjudica” (¿?) y que su Departamento está propiciando en los colegios espacios abiertos y de sombra mediante todos y/o vegetación. Independientemente de que compartamos la apuesta por la arquitectura bioclimática, que hasta ahora ha brillado por su ausencia, nos preguntamos cómo si según la consejera la climatización no es aconsejable en los espacios con niños sí la implanta la Consejería de Salud en los hospitales infantiles y por qué ella misma la permite en los colegios cuando son los padres de los alumnos quienes la sufragan de su bolsillo.
Todos sabemos de las elevadas temperaturas en Andalucía y Sevilla, que sin refrigeración convierten en saunas las aulas, todos menos al parecer la consejera de Educación, quizás porque ella está cómodamente instalada en su despacho oficial disfrutando del aire acondicionado.
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