El alcalde ha anunciado que “para desterrar ese mito de que la Feria es un evento cerrado y patrimonio casi exclusivo de los sevillanos”, este año se va a readaptar para turistas la caseta que ocupaba Abengoa y que por impago de las cuotas de la empresa sevillana, debido a su crisis, ha recuperado el Ayuntamiento. El mito del que habla Espadas no es tal, sino la pura realidad, y la mejor demostración es esta misma caseta turística, porque si la Feria no fuera cerrada sino abierta no habría necesidad de habilitar una caseta para los foráneos.
El anuncio del alcalde puede verse desde una doble perspectiva: se pliega a los intereses del sector turístico (los hoteles repartirán más de 30.000 invitaciones a esa caseta entre sus clientes), que no deja de ser uno de los motores de nuestra economía, y por tanto la decisión podría interpretarse como una operación de marketing para Sevilla; y, al mismo tiempo, posterga a los miles de sevillanos que están en lista de espera para una caseta en su Feria, por más que se diga que también podrán acceder a la caseta “de” los turistas.
Recuérdese que ya el año pasado hubo una campaña en Change.org en demanda de más casetas públicas a partir del dato de que el 98% de las 1.051 casetas existentes son privadas y en pro de una Feria universal, sin estratos sociales e igualitaria. Habilitar más casetas de libre acceso es el reto pendiente en la Feria desde hace 170 años.
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