Hace unos días se conoció el dato de que en Róterdam, ciudad holandesa con una población (630.383 habitantes) casi equivalente a la de Sevilla (690.566), el número de personas que utilizan a diario la bicicleta para sus desplazamientos ha pasado en un decenio de 40.000 a más de 70.000 (aumento del 75%), mientras que en Sevilla vamos en sentido contrario: de 75.000 desplazamientos en el año 2011 se ha pasado a poco más de 60.000 (un 17% menos) según el último estudio.
¿A qué se debe esta dispar evolución? Podría resumirse en que mientras en Róterdam su Ayuntamiento no deja de pensar en cómo favorecer el uso de la bicicleta (su última medida ha sido la instalación de semáforos “inteligentes” que reducen a la mitad la espera de los ciclistas), en Sevilla la crisis ha servido de excusa, especialmente al anterior gobierno municipal, para no invertir en el mantenimiento, mejora e incremento de la red de carriles bici ni aplicar nuevas medidas de fomento de este medio ecológico de transporte, como más aparcamientos de bicicletas.
Por abandonarse, se abandonó hasta el Centro Integral en los Jardines de Murilllo y la Policía Ciclista. Ahora, Espadas lanza el reto de alcanzar los 100.000 desplazamientos diarios, pero para ello se necesita más inversión en política ciclista. Impulsar el uso de la bicicleta siempre será más barato que construir una nueva línea de Metro (41.873 pasajeros al día en 2016).
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