Pese a los ríos de tinta que lleva acumulados en los medios de comunicación y a las polémicas políticas sobre su ampliación, no deja de causar extrañeza el hecho de que haya pasado prácticamente inadvertido en la ciudad el récord histórico de pasajeros cosechado por el Metro de Sevilla durante el pasado año, en que fue utilizado por 15,3 millones de viajeros, a un promedio diario de 41.873 y con un incremento del 3%.
No se trató, además, de un repunte aislado al que hubieran contribuido acontecimientos extraordinarios en la ciudad, sino de una tendencia sostenida en el tiempo, ya que en el año precedente se registró una subida del 2,96%, y en 2014, del 4%. Este crecimiento continuado y la ganancia de 447.000 usuarios en el último año se ha producido además en un escenario de crisis económica y en una urbe donde en tan sólo tres meses de los últimos cinco años y medio no ha habido más de 80.000 parados.
Dado que más de la mitad de los pasajeros se desplazan en el Metro al trabajo, una mayor tasa de ocupación dispararía el uso de este sistema de transporte, sobre todo si la única línea existente, que ni siquiera penetra al interior del casco antiguo, se pudiera conectar con las complementarias pendientes de construcción. Así pues, los datos avalan con creces que Sevilla está más que sobrada de razones para exigir la ampliación del Metro casi ocho año después de su inauguración.
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