Editorial Sevilla

Ser y parecer en política

No hacía falta un dictamen jurídico para concluir que los consejeros de Emasesa no pueden presentarse a los concursos de la empresa

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Hay que remitirse una vez más a la clásica frase de que no basta con que la mujer del César sea honesta sino que también debe parecerlo para abordar la situación creada en el seno de la empresa metropolitana de aguas Emasesa tras descubrirse que dos de los miembros de su Consejo de Administración, uno en representación de Ciudadanos y otro de Izquierda Unida, se presentaban a través de sus empresas particulares a concursos convocados por aquélla.

Aunque pudiera alegarse que hasta ahora no han sido adjudicatarios de ninguna obra o suministro, su incompatibilidad legal, ética, estética o desde cualquier punto de vista es tan evidente que sólo dejarían de verla los propios interesados o las fuerzas políticas que los amparaban, afortunadamente ya no en el caso de Ciudadanos.

Cualquier adjudicación en beneficio de sus empresas habría provocado de forma inevitable sospechas de posible trato de favor o de previa obtención de información privilegiada en detrimento de compañías rivales, con lo cual habría quedado salpicada la imagen de la propia Emasesa, que como ente público ha de dar y proyectar ejemplo de exquisita neutralidad. Es inconcebible que esta situación se haya mantenido hasta ahora, ya que no hacía falta encargar ningún dictamen jurídico para llegar a la obvia conclusión de que no se puede ser consejero de Emasesa al mismo tiempo que su contratista particular.

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