Sevilla puede felicitarse por haber rescatado el teatro que el dramaturgo Salvador Távora, creador hace 45 años de la mítica compañía “La Cuadra”, abrió hace casi un decenio en una nave del polígono industrial Hytasa con el propósito de extender la cultura más allá del Centro, a barrios obreros como el suyo del Cerro del Águila.
El escaso aforo de la instalación por sus especiales características arquitectónicas y los recortes públicos a la cultura, pese a las promesas previas y con la excusa del estallido de la crisis apenas un año después de su inauguración, colocaron a la compañía promotora en causa de disolución. Sin la acendrada voluntad de lucha, demostrada a lo largo de tantos años, de Salvador Távora; sin su prestigio y sin la ola de solidaridad surgida espontáneamente en torno a su figura y obra, este teatro de La Cuadra, del Cerro del Águila y de toda la ciudad se habría cerrado para siempre, como tantos otros proyectos culturales.
Se ha salvado gracias a la unánime voluntad de salvarlo y ese anhelo ha propiciado por parte de todos los implicados de alguna forma en su situación la búsqueda y el hallazgo de una fórmula imaginativa, basada en la colaboración público-privada. El Ayuntamiento le garantiza una programación estable y ésta será complementada con la participación y respaldo a sus actividades de asociaciones vecinales y culturales. Que Sevilla haga suyo y sienta como suyo el teatro es la mejor manera de garantizar su pervivencia. Ahora sólo hace falta que en el teatro de Távora nunca más se eche el telón y que se hallen motivos para mantenerlo activo las 24 horas del día.
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