El paréntesis vacacional no ha variado la dinámica económica nacional ni la de la eurozona. Por lo que respecta al entorno de nuestro país, mientras el Gobierno insiste en destacar su mejoría basada en los últimos datos de crecimiento del PIB, vaticinando un progresivo avance a los largo del año hasta alcanzar el 1,5%, en la confianza del control del déficit público y en una más que aparente mejora general de la imagen de nuestro país, que está teniendo un especial reflejo en los mínimos niveles de la prima de riesgo y en el costo de las últimas emisiones de la deuda, otros analistas y economistas sostienen que ésa mejora del PIB no está teniendo un efecto adecuado y suficiente en la creación de empleo, incidiendo, además, en que el que se crea está lastrado por una alta cuota de precariedad. Por otro lado, ponen especial énfasis en las consecuencias que genera una Deuda Pública que ya alcanza el 98,4% del PIB, añadiendo que el ahorro del coste medio, conseguido desde Julio de 2012, cuando la prima de riesgo alcanzó 649 puntos básicos, es absorbido por el incremento del volumen total de la misma. En cuanto a la evolución de la economía en la UE., los últimos datos conocidos del PIB, correspondientes al segundo trimestre, abundan en incrementar la inquietud que ya se dejaba sentir en el área, ya que países tan destacados como Alemania presenta registros negativos, Italia está en recesión, Francia estancada y los países nórdicos sólo anotan tímidos avances, correspondiendo los datos más positivos, precisamente, a nuestro país y al Reino Unido. Este insatisfactorio panorama se ve negativamente acompañado por la ralentización de la inflación que se ha situado en el 0,3% en el último mes, alimentando el temor de que la deflación anide definitivamente en el seno de algunos países. Ante estas expectativas, nuestro país debe profundizar en la senda que actualmente está siguiendo, complementando las reformas necesarias sobre todo en lo relativo a la reforma fiscal anunciada y a conseguir que las entidades financieras utilicen las próximas subastas de liquidez anunciadas por el BCE para animar la reactivación del crédito, motor indispensable para impulsar ésta incipiente mejora de la actividad económica. Por lo que respecta a la Unión Europea, siendo el BCE consciente de las debilidades que presentan las economías de la eurozona, de las incesantes dudas sobre su recuperación y de los problemas añadidos que pueden generan los bajos registros inflacionistas, debe apostar decididamente por incrementar las medias expansivas en detrimento de las de austeridad a ultranza que se han venido aplicando hasta ahora. Concretamente esas medidas pasarían por un amplio programa de inversión pública, subastas de liquidez para las entidades financieras europeas que animen el crédito y estimulen el crecimiento coadyuvando a reducir los niveles de paro y, en última instancia, por la recompra de deuda para potenciar los flujos de liquidez y, en algunos casos, por la relajación de los déficits fiscales.
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